Juanjo Narváez encontró el gol en La Rosaleda. Lo hizo al borde del descanso y su tanto sirvió para firmar el empate de un Zaragoza que sufrió ante el fútbol frenético del Málaga.
El equipo de José Alberto creyó en el talento de Kevin Villodres, una de las grandes apariciones de la competición. El canterano representa una estirpe que se pierde en el juego actual y que debería pertenecer al fútbol de siempre. Es un regateador puro, un futbolista de la calle. Burló siempre que quiso a Chavarría y se alió con Víctor Gómez para fabricar el tanto de Brandon Thomas. El nueve del Málaga se camufló ayer en el extremo izquierdo y resolvió con un tacón delicioso. Firmó así su segundo tanto de la competición, la misma cifra que alcanzaría Narváez poco después.
El colombiano rescató al Zaragoza cuando peor estaba. El equipo de JIM no encontraba una vía en la salida de balón y se desangraba por la banda que habitan dos diablos de este juego. Narváez había abandonado el costado y Chavarría se arrodillaba ante la sociedad que forman Kevin y Víctor Gómez. Como el fútbol está lleno de caprichos, el juego de espejos favoreció esta vez al Zaragoza.
En el mismo carril pero en el lado opuesto, Zapater recuperó y encontró el desmarque de Narváez. El colombiano resolvió de un modo automático, como si no se cansara nunca de intentarlo. Dani Martín no guardó su palo y le abrió el camino del gol entre sus piernas. El mismo triunfo que Gaizka Ayesa, Diego Altube, Marc Martínez o Dani Jiménez le negaron en las jornadas anteriores al colombiano. Narváez celebró con una mezcla extraña de confianza y asombro. Como si creyera que la suerte le debía una réplica, como si tampoco pudiera explicar por qué había sido esta.
El marcador no se volvió a mover y Narváez lo intentó en la segunda parte siempre que pudo. Sus molestias en la zona lumbar se volvieron a presentar y tanto él como su equipo acabaron dando por bueno el empate. En la fotografía del partido quedó una imagen colectiva: Kevin dribló como siempre y Narváez marcó como nunca antes lo había hecho.
Al acabar el partido, sus declaraciones se parecieron a las que hizo JIM entre semana. El técnico no encuentra una razón que justifique algunas victorias de la temporada pasada ni tampoco entiende por qué a su equipo le cuesta un mundo ganar en esta. Narváez acudió a un tópico para describir su gol. Un lugar común para explicar lo inexplicable: “El fútbol es así. Sabía que el gol tenía que llegar y ha entrado en esta ocasión”.
Sin saber cómo ni por qué, el fútbol le ofreció a Narváez uno de esos goles que antes le había negado la suerte.