El entrenador del Real Zaragoza habló antes del derbi aragonés sobre sus expectativas del mismo. El vasco se mostró tremendamente respetuoso con el conjunto oscense pero ambicioso con el partido, al que teme salir “desbordados emocionalmente”.
“Es un partido especial“. Así comenzaba el técnico blanquillo sus declaraciones, dejando clara la repercusión de un partido “en el que tenemos que hacer muchas cosas bien para ganar”. La trascendencia en lo social del encuentro, que va a colmar de aficionados las gradas de La Romareda, “va a ser una experiencia nueva, vamos a estar prácticamente a tope”, explicaba el técnico. Sin embargo, esto podría ser un arma de doble filo, puesto que “como salgamos desbordados emocionalmente nos pueden pasar cosas que no deseamos”, añadía.
Analizando al Huesca, aseguró que es “un conjunto que ya ha demostrado lo que es durante todo el año. Está atravesando una fase que le tenía que llegar porque a todo el mundo le ocurre”. También alabó la capacidad del cuadro de Rubi para “dominar muchos registros: es letal arriba, corre y tiene jugadores con capacidad de creación”. Por otra parte, el duelo de la primera vuelta no es un precedente para Natxo, puesto que su actual Zaragoza “no es aquel equipo que jugó en El Alcoraz”.
En cuanto a la climatología, el preparador blanquillo espera “no tener que salir en barca al campo”, quitándole hierro al asunto de forma irónica. Su planteamiento, sobre el que aseguró poder mover el esquema por el desarrollo del encuentro, va a ser “asumiendo riesgos; tenemos posibilidades para si las cosas no van bien”. Y hablando de los roles en el campo y cómo recompondrá sus líneas con las bajas, el técnico del conjunto maño indicó que “he visto todos los goles que han realizado y encajado -el Huesca-; a partir de ahí saco una lectura. Intentaremos minimizar sus puntos fuertes“.