Este sábado se cumplen cuatro años del fallecimiento de Nil Bohigas. El catalán fue un genio de la montaña. Pocos como él. Serio, preciso, hierático. De pocas palabras y siempre bien ajustadas. Rompió moldes en el alpinismo y es referencia para muchos escaladores. Fue un enamorado del Valle de Benasque. Y allí se fragua un homenaje. Una vía, un ‘algo’ a su memoria. Detrás, otra referencia del alpinismo, Jordi Corominas, ‘Coro’, ‘El jefe’, protagonista de la Magic Line al K-2, 14 años después de que la abrieran los polacos dirigidos por Janusz Majer. ‘Coro’ ya maquina qué es lo que se puede hacer, como avivar el recuerdo de otro alpinista que marcó época.
Nil Bohigas y Enric Lucas firmaron el 3 de octubre de 1984 una escalada mítica. Fue en la sur del Annapurna -en sánscrito ‘Diosa de las cosechas’ o ‘Diosa de la abundancia’-, un 8.000 bajo y exigente. Esa vertiente tiene numerosos fallecidos, como la montaña en sí. Allí pereció, entre otros, Iñaki Ochoa de Olza, allí Bohigas y Lucas -26 y 23 años, respectivamente- deslumbraron al mundo de la escalada y marcaron el estilo. Una vía que recibió el elogio hasta de Ueli Steck.
“Para el alpinismo español (lo que hicieron Nil Bohigas y Enric Lucas) es lo máximo que se ha hecho. Por el sitio, el estilo, la dificultad. Es tan importante que dentro del alpinismo mundial cuando se habla de las diez actividades más importantes de la historia, esta sigue allí”. El entrecomillado es de Jordi Corominas. Y por si hubiera alguna duda, lo extiende: “En su día no se valoró tanto y sí con los años”.
La sur del Annapurna es una pared emblemática. La edad de Nil y Enric cuando la escalaron, con siete vivacs por encima de los 7.000 metros, quizá fue la clave de bóveda de esa escalada. Una juventud que les llevó a buscar esa pared “porque entiendes que no hay límites, que puedes hacer cosas increíbles, porque si lo piensas igual no lo haces”.
Toti Roselló conoció mucho a Nil Bohigas. Trabajó para él como responsable de prensa. Porque hubo un Bohigas escalador y otro empresario. Más que impulsor de pruebas, un innovador. “Rompió todos los moldes. A mí me tocó conocerlo con la empresa No Limit. Era un tipo modesto, silencioso, observador. Cuando hablaba lo clavaba. Era muy creativo por su faceta aventurera y lo contagiaba a todos los que trabajábamos con él”, recuerda.
La originalidad fue una marca de Nil Bohigas, como su hermano Nestor. Los dos se complementaban. “Nil era el corazón y Nestor la cabeza. De ellos surgieron cosas únicas como el Trail del Aneto, estuvo con los hermanos Bielsa en el parapente, la Monegros Desert Marathon… Hizo muchas cosas y con fondo”, recuerda Tosas.
“Es una persona que hizo mucho y no hay nada que lo recuerda”, apostilla Corominas, que ya dibuja lo que podría ser un recuerdo para uno de los más grandes escaladores e innovadores en el mundo de la escalada y del outdoor.