ZARAGOZA | El Real Zaragoza cumple su peor pesadilla y repite su catástrofe. Tuvo el partido en la mano una vez y se le escapó entre los dedos hasta tres veces. Liso y Adu Ares adelantaron al Zaragoza en una primera parte en la que se vio a un equipo mejor, agresivo, con pegada. En la segunda, se vio al Zaragoza de siempre. Después de que Chaira metiera miedo, Keidi Bare falló un penalti que lo cambió todo. La sentencia estaba escrita y el Oviedo cumplió con el guion de la tragedia.
Joan Femenías (3): Magnificó paradas y pudo hacer más en los goles decisivos. Ningún portero queda bien parado en días en los que encaja tres goles. Tampoco si es una de las últimas decisiones de un técnico, también la más impopular de todas ellas.
Marcos Luna (6): No ahorró una gota de sudor ni un gramo de esfuerzo. Subió la banda sin descanso y sufrió en las vigilancias. No pudo contener a Chaira, que firmó el miedo y la victoria. Forzó un penalti que Keidi Bare estropeó. Portento.
Lluís López (3): Torpe, lento, desbordado siempre. Ha dejado de ser el futbolista que vimos al principio, para ser el Lluís López de siempre.
Bernardo Vital (3): Precipitado, blando y perdedor de todos los duelos. Si es el mejor central del grupo, ha dejado de demostrarlo.
Dani Tasende (4): Productivo en ataque, vulnerable en defensa. Como todo el equipo, ofreció dos caras. En la primera, ganó la banda y dio una bonita asistencia. En la peor de todas ellas, acabó vencido por Haissem Hassan, que le dejó siempre temblando.
Toni Moya (4): Prometedor e irregular, siempre a partes iguales. Tuvo jerarquía y capacidad de mando en la primera parte, se hundió en la segunda, diluido en cuanto el Oviedo y sus refrescos asomaron la cabeza.
Keidi Bare (4): Jugó bien, casi muy bien hasta el penalti, que él mismo había forzado con su pase. Hasta entonces vimos a un futbolista entusiasta, capaz de contagiar a sus compañeros. Administró su tarjeta, esta vez bien forzada, y estuvo más preciso que nunca en los servicios. Pero falló en la acción definitiva, con un penalti tirado sin tensión. A partir de ahí cambiaron los vientos. Y nunca más volvieron a soplar hacia Zaragoza.
Francho Serrano (7): Su esfuerzo fue emocionante, conmovedor. Bajó sus medias más que nunca y corrió todo lo que tenía y algo más que no tuvo. Una vez más, puso su salud al servicio del escudo.
Adu Ares (6´5): Su partido sirvió para reconciliarse con La Romareda. Pudo marcar antes y después, pero consiguió un gol que en cualquier otro escenario hubiera sido definitivo. En el tramo final estrelló todos sus intentos contra las barreras del Oviedo. Recuperado.
Adrián Liso (5´5): Marcó una vez y se equivocó muchas otras. Encontró la suerte que buscaba, comprando papeletas en la lotería de este juego. Tuvo en sus botas la sentencia, pero pensó en resolver él mismo acciones que pedían el pase hacia los otros.
Iván Azón (5´5): Recorrió metros, ganó duelos y permitió que el Zaragoza pudiera correr. Sus acompañantes no fueron tan generosos con él como Azón había sido para el equipo. El Zaragoza fue otro, muchísimo peor, tras su lesión.
Cambios del Real Zaragoza:
Alberto Marí (2): Siempre resta. Ni acierta ni gana duelos ni remata ni genera cosas para el resto. Como delantero es completamente inofensivo. Como futbolista, un misterio.
Pau Sans (5): Lo intentó, pero cuando asomó en el partido, toda la inercia estaba en contra del Zaragoza. No pudo ayudar a Tasende ante Hassan.
Ager Aketxe (SC): Sufrió el castigo del técnico y apenas pudo tener impacto en el partido.
Jair Amador (SC): Se le esperaba para afianzar la defensa y acabó actuando como delantero de circunstancias.
Marc Aguado (SC): Salió con el partido perdido. No pudo dejar huellas ni pases en el partido.
Entrenador:
Víctor Fernández (4): El partido tuvo dos caras y pesó más la tragedia que las promesas. Contagió ilusión al principio y derrota al final de todas las cosas. Le costó tapar la herida, contener con cambios la hemorragia. Dejó para la historia su rueda de prensa final, en la que eligió una dimisión en diferido. Superado por las circunstancias, le comunicó a los medios su decisión antes que a la propiedad. Lo hizo por amor al club.