ZARAGOZA | Casi 1 mes después de su último partido liguero, Casademont Zaragoza volvía a los campos por todo lo alto: recibiendo al FC Barcelona. El partido estaba marcado para todos los aficionados, y también para los jugadores, que buscaban de nuevo ser ese equipo “matagigantes” del que todos hablaban temporadas atrás. Y así fue. Los rojillos sacaron su mejor juego para dominar durante la mayor parte del encuentro al supergigante europeo. El Barcelona despertó en los minutos finales y puso el miedo en el cuerpo .
Inicio accidentado
Porfirio Fisac se decantaba por Chris Wright, Sant-Roos, Yusta, Iván Cruz y Hlinason para el inicio. Se comenzaba con los maños muy concentrados en defensa, pero poco acertados en ataque (6-4). A los 5 minutos el partido se detenía debido a problemas técnicos con la placa base de los videomarcadores. Esto obligaba a los jugadores a calentar de nuevo ante la mirada atónita del público. Tras unos interminables 40 minutos de parón, el encuentro se reanudaba. Los de Fisac salían fríos y permitían a los catalanes sumar desde la personal. Sin embargo, aparecía Aday Mara, la perla aragonesa entraba en ebullición (7 puntos) y hacía despertar a su equipo. Junto a él, el Príncipe Felipe se olvidaba de la espera y comenzaba a disfrutar de nuevo. Kalinic erraba el triple y el primer cuarto finalizaba con 19-12 en el luminoso.
Explosión maña
El segundo asalto daba comienzo con la misma dinámica: Casademont Zaragoza haciendo mucho daño por dentro de la zona. Con una gran canasta desde el perímetro, Jessup colocaba la máxima ventaja (25-17). Jasikevicius se veía obligado a pedir tiempo muerto al no poder parar el vendaval ofensivo maño, los suyos estaban siendo superados en todas las facetas. A los locales esto no les importaba, y continuaban golpeando liderados por un desatado Sant-Roos (14 puntos). Nuevamente, Jessup desde el perímetro ametrallaba la red catalana. El Barça no podía hacer nada ante el mejor Casademont de la temporada (42-22). El Príncipe Felipe vivía otra de sus grandes noches, mientras que sus rivales se hundían cada vez más. Laprovittola erraba el tiro y los jugadores encaraban el túnel de vestuarios con 46-24.
En la cara de todos los aficionados se veía que llevaban mucho tiempo esperando un partido como este. Su equipo estaba aplastando por más de 20 puntos a un gigante europeo. La rasmia estaba presente más que nunca. 27-12 fue el parcial, con un paupérrimo 3/18 en tiros de campo en este cuarto para los culés.
Que siga la fiesta
Tras el descanso, Laprovittola intentaba meter de nuevo en partido a los suyos con dos triples seguidos, pero era el partido de Casademont. Los locales respondían por medio de Iván Cruz y una asfixiante defensa (55-33). Desde el perímetro, Barcelona reducía la ventaja hasta los 16. Pese a las buenas sensaciones, Porfirio Fisac paraba el partido para que sus jugadores tomasen un respiro. Tras el parón, vuelta al trabajo: Aday Mara -dueño y señor de la pintura en el día de hoy- con una fabuloso 2+1 ponía otra vez los 20 puntos de diferencia. Durante los siguientes minutos se producía un intercambio de canastas entre ambos equipos. Tres pérdidas consecutivas de Wright empañaban un poco la gran labor maña, que aún así se iba al último cuarto con una más que holgada renta (69-54). El parcial de este cuarto fue de 23-30. Los de Porfirio habían sabido mantener la diferencia.
Pequeño susto
La última batalla comenzaba con dos triples seguidos de los de Jasikevicius, que parecía que se empezaban a ver por el retrovisor (73-60). Cada rebote era una lucha de titanes en ambos lados, y los maños salían airosos. Hlinason se encargaba de echar el cierre al aro rojillo con sus ya más que habituales tapones: primero Vesely y luego Satoransky eran sus víctimas. Sin embargo, Casademont se atascaba en ataque debido a la agresiva defensa de los culés, que parecían haber despertado después de tres cuartos inofensivos (75-66). Los pupilos de Fisac no se iban a arrugar y, con un excelso Jovic desde la posición de base, bajaban el ritmo de partido (80-71).
A pesar de la gran dirección, un último acelerón y el nulo acierto desde la línea personal permitía a los de la ciudad condal colocarse a tan solo a 4 puntos a falta de 20 segundos por jugar. Calma, seguía siendo la noche de Casademont Zaragoza. Esta vez sí, los rojillos acertaban desde el tiro libre, aunque el encuentro no se cerró hasta el último segundo. La fiesta estaba servida, la marea roja disfrutaba. La guinda del pastel la puso el debut de Miguel Flores. El encuentro terminó con un engañoso 85-83.