Toca empezar el 2020 con otro partido del Huesca flojito fuera de casa. Y yo me había propuesto no ser negativo este año, sumar positividad al equipo y apoyar no solo desde la grada. Así que voy a intentar sacar conclusiones buenas del partido, porque creo que realmente las hay.
El desarrollo del partido, para el que no lo viera, fue el siguiente: dominio del Elche sin llegar a nada muy peligroso durante los 45′ primeros; dominio del Huesca en los 35′ posteriores (gol incluido y una gran ocasión de Juan Carlos, poco más) y 10′ de miedo. Porque es lo que tuvo el Huesca, miedo de ganar sin merecerlo del todo. Y Míchel fue el que más tuvo, que quitó un extremo para meter a otro lateral en el descuento. Sí, justo en ese descuento en el que nos empataron.
Sin hacer sangre de lo anteriormente expuesto, busquemos luces. Un equipo potente, que lucha por el playoff y que juega bien no nos marcó mientras nos dominó. Encima, lo hizo en su campo y con el extra motivacional de dedicarle la victoria a la difunta madre de su entrenador (que en paz descanse, por cierto). Y sin el delantero titular. Y volviendo de las vacaciones navideñas, que siempre cuesta un poco más.
Con todo esto, está claro que hicimos una cosa mal: no confiar en nosotros mismos. El Huesca tiene una falta patológica de valor que le hace que el mismo balón que no quema en los pies del portero mientras es presionado por 2 rivales en el minuto 30′ sea una bola en llamas en los pies de cualquier juagdor con 50 metros y solo un portero rival por delante en el descuento.
Será trabajo de Míchel el solventar esta carencia de frialdad y dar ese paso adelante que será diferencial. Porque estos partidos, los que ganas sin merecerlo, son los que fraguan ascensos. Ya ocurrió en Extremadura, donde el guión fue muy parecido pero no marcaron en el descuento. Cuando el partido está parejo, la sobrada calidad que tiene la plantilla es la que debe decantar la balanza. Y no se puede permitir que los nervios tiren esa ventaja por la borda.
En otro orden de cosas: sí, hace falta un delantero. No sé si el partido de ayer habría cambiado con Rafa Mir en vez de Cristo, pero lo que está claro es que Escriche no mejoró en absolutamente nada al canario, y mira que tampoco hizo nada especial. Este ya guerrea casi igual de bien que el joven ex del Lugo, por lo que su figura ya sirve de poco en está plantilla.