No podía comenzar mejor el 2019 para el Real Zaragoza, ganando a un rival de entidad y remontando un marcador inicial en contra para ganar así en confianza y seguridad. El Sporting de Gijón todavía no había perdido esta temporada en El Molinón y el Zaragoza supo plantarle cara para llevarse 3 puntos de tierras asturianas.
Víctor Fernández sorprendió con el once inicial, pero sin duda, acertó. Ante la baja de Álvaro Vázquez, dejó atrás el 4-4-2 para jugar con 4-1-4-1 en el que Marc Gual fue la referencia atacante. Cristian regresó a la portería tras su lesión, por su parte Delmás ocupó con solvencia el lateral derecho. En el centro del campo, el timón del equipo se lo repartieron entre Ros, Eguaras y un eléctrico Igbekeme. Mientras que por bandas estuvieron incisivos y peligrosos Pombo y Guti.
El partido comenzó con un Sporting decidido y un Zaragoza asustadizo que permitió varias llegadas al área de los asturianos en las que Cristian tuvo que volver a lucirse. El gol local fue fruto del demérito del Real Zaragoza tras un barullo en el área que nadie acertó a despejar y que terminó con el 1 a 0 en el marcador. Esas lagunas en la concentración defensiva ya se habían visto cuando Cristian cedió el balón a un Eguaras demasiado cerca de su área. El centrocampista estuvo todavía menos acertado al intentar devolver el balón al guardameta, lo que fue aprovechado por los atacantes sportinguistas.
De nuevo los errores de concentración, castigaban a los blanquillos. Así lo admitió posteriormente Víctor Fernández asegurando que su equipo había confundido confianza con relajación. Estos errores hubieran costado muy caros al Real Zaragoza de Alcaraz, pero afortunadamente, este equipo ahora tiene una cara muy diferente. El trabajo de Víctor en la faceta anímica ha provocado que los futbolistas se vean capaces de todo.
Fruto de creer en sus posibilidades, el Zaragoza fue de menos a más, adelantó líneas y ganó en verticalidad. Eguaras comenzó a filtrar buenos balones, Igbekeme conducía rápido y tanto Guti como Pombo mostraban su peligro a través de centros o bien, entrando desde la banda, dejando este espacio libre para las incorporaciones de Lasure y Delmás. Solo faltaba la puntería de Gual.
El delantero volvió a no tener su día, pero apareció la aportación en ataque de otras líneas que tanto se había echado de menos hasta ahora. Alex Muñoz se estrenó como goleador rematando de cabeza para hacer el 1 a 1. Parece que los defensas zaragocistas no son tan “bajitos” como nos quiso hacer creer Alcaraz. Antes del descanso llegó el 1 a 2, marcado por Guti tras una buena jugada combinativa de Pombo e Igbekeme.
Tras el paso por vestuarios, el Zaragoza siguió creyendo en sus posibilidades y aunque entregó más el balón al rival, continúo mostrándose peligroso y rápido a la hora de armar contraataques en los que ganaba al Sporting por número y por velocidad. El Sporting intentó crecer en ataque con la entrada en el campo de Álvaro Jiménez, Pablo Pérez y Neftali, pero el Zaragoza estaba más seguro que nunca.
Papu sustituyó a Guti, un cambio valiente que demostró que este Zaragoza no se dedica a mantener el resultado. Es un equipo ambicioso que quiere más. La entrada de Zapater por un cansado Eguaras sirvió para dar poso al equipo en el centro del campo.
La combinación de futbolistas rápidos y ambiciosos, con otros experimentados y pausados hizo que el equipo blanquillo encontrará el equilibrio. El Zaragoza supo dormir las jugadas cuando era necesario, tiró de picardía para aguantar el balón y desquiciar al rival. También supo llegar al área rival cuando fue necesario para seguir demostrando que estaba muy metido en el partido. El encuentro llegó a los minutos finales sin demasiados apuros para los blanquillos que tiraron de oficio y serenidad para convertirse en el primer equipo que asalta El Molinón esta temporada.