Cayó la SD Huesca en el Carranza sin ser inferior aunque dejando la sensación final de carecer de argumentos para sobreponerse al tanto de Ortuño.
El conjunto de Anquela (4-2-3-1) siguió en la línea mostrada hasta la fecha y no desmereció en absoluto su primer tiempo frente al Cádiz. Jesús Valentín destacó frenando las aceleraciones de Ortuño, único jugador amarillo capacitado para desahogar a su conjunto y desplazar hacia los costados gracias a su criterio y calidad, y Melero resultó clave para guardar y reanudar la partida cuando quisiera en favor de sus compañeros. Lo peor: un césped en mal estado que impidió la circulación rápida y fluida de balón.
Sin la necesidad de llegar con peligro al área de Cifuentes, el Huesca superaba al Cádiz gracias al dominio de Samu y a los apoyos que recibía de Vadillo y Alexander en las bandas y de Melero por detrás suyo. Se impuso Borja Lázaro en los balones que le llegaron, ayudando a que su equipo sumara metros y el Cádiz se hundiera. Sin embargo, la posibilidad de adelantarse se esfumó y los amarillos se vinieron arriba, estirando a los azulgranas y asomándose al área de Herrera.
Un Huesca mejor con balón, como en sus situaciones más dominantes con el esférico, impidió que el propio Cádiz tuviera la ocasión de imprimirle claridad a sus acciones ofensivas. A Valentín le acompañó un Jair cuyo nivel no decayó. Sin embargo, ni uno ni otro acertaron en la ocasión decisiva y Ortuño, quién sino, se convirtió en el verdugo azulgrana. Mientras, no se imponía el cuadro oscense en los balones parados a favor, mal ejecutados, o en dirección o en tensión. Es tarea de Samu.
Anquela, como de costumbre en estas situaciones, las de ir por detrás mientras el tiempo pasa, revolucionó. A él y a los suyos. Tácticamente, claro. David Ferreiro (61′) sustituyó a Alexander González para actuar en el costado derecho mientras que en el contrario se produjo un movimiento más que interesante: Vadillo se metió a jugar por dentro y le liberó el carril izquierdo a su compañero Brezancic, que encontró un espacio apetitoso de aprovechar por delante suyo, hacia el que el Huesca volcaba el balón tras iniciar la jugada. Algún centro que otro del serbio pudo propiciar la igualada.
Sin producirse lo mencionado, entró David López (70′) en detrimento de Jair. Bambock pasó a formar en la zaga y David López fue el compañero de Melero por dentro. Y cinco minutos después fue Urko Vera (75′), un delantero, quien entró al verde, sustituyendo a Brezancic, y ahí Anquela cerró la puerta más factible a la posibilidad de anotar. Ante la aptitud de aglutinar el balón con David y Gonzalo, carecía la ocasión de profundizar, paso previo del gol.
El Cádiz no lograba afrontar su tarea defensiva frente al Huesca que buscaba a Rajko gracias al movimiento de Vadillo pero, con la sustitución del serbio, todo le fue más sencillo. El conjunto oscense jugó con tres atrás y metió a dos puntas para sumar en área, numéricamente. No obstante, el balón no llegaría con claridad. Únicamente quedaba la genial destreza de Samu Sáiz para desatascar el enredo y mirar en vertical ante un Cádiz que encontró espacios por metros y velocidad y que pudo sentenciar en sus transiciones. Borja Lázaro pudo ser el beneficiado del gran hacer del madrileño, pero se resistió.
El Huesca perdió el partido pero no las características, las suyas, que le han hecho ser el equipo que es actualmente. Serio, equilibrado y algo jugón, perdonó en un primer tiempo en el que fue mejor, sin poder ejecutar la fórmula que daba la respuesta en el segundo.