Bada Huesca dijo adiós a Europa. Tanto esfuerzo y tanta espera, se han esfumado demasiado pronto, y casi no ha dado tiempo a saborearlo, pero para mí, han dejado tres pilares fundamentales en los que se debe aprender y enriquecer equipo y entorno.
El primero es la experiencia, en la que lógicamente se ha notado la bisoñez del equipo, a pesar de que hombres como Cartón o Molina ya sepan lo que es jugar en Europa y contra estos suecos en concreto. El sábado, ambos tiraron ofensivamente del carro para intentar lo imposible.
La lástima, aunque debe quedar en anécdota, que la actuación de Rasic no estuviera a la altura del partido, de la competición, de sus compañeros y de la afición, soberbia una vez más.
Precisamente la afición, puede ser el principal pilar en que apoyarse: el sábado volvió a demostrar que cuando se la necesita, aparece, da igual que llueva a mares, ahí está.
El sábado no sólo me llenó de orgullo el trabajo de un club y unos jugadores que se vaciaron en la pista, sino también una afición entregada que apoyó desde el inicio sin pedirlo, y que nunca abandonó al equipo incluso cuando se vio que no podría conseguirse.
El tercer pilar que debe mantenerse fuerte y robusto como hasta ahora, es el club. Entiendo que jugar en Europa conlleva gastos y quebraderos de cabeza, amén de interminables horas de reuniones para que a nivel de organización, todo esté perfecto. ‘Chapeau’ para el club en este aspecto, y para casi todos los clubes de la provincia que no se quisieron perder el acontecimiento.
Me llenó de placer ver a personas como Fernando Losfablos en el palco, y es que los éxitos deberían unir a los clubes y no causar envidias.
Al descanso del partido, si no antes por culpa de la subjetividad, me di cuenta que la eliminatoria se había perdido en Suecia, que 8 goles eran muchos, a pesar que por lo visto en los dos partidos Bada Huesca tiene más recursos balonmanísticos que los suecos, que sólo ganaron en saber pegar sin que ello conllevara castigo.
De todo se aprende. De esto hay que sacar en claro que sabemos cuál es el camino para volver, y que a pesar que a Giné o a Zaragoza les duela la cabeza para cuadrar presupuestos, viajes, partidos o entrenamientos, los jugadores, la afición y yo, queremos volver a Europa, queremos repetir, nos gusta el dulce y ya pasamos de no comerlo otra vez.