Alerta naranja por riesgo fuerte de tormentas, viento y aparato eléctrico. Esa era la predicción meteorológica que la AEMET preveía en el Valle del Aragón para el pasado sábado, coincidiendo desafortunadamente con la celebración de la I Ultra Trail Canfranc-Canfranc.
Vaya por delante el reconocimiento a la gran labor que durante meses ha realizado el Club de Montaña Los Arañones para hacer realidad ese sueño de tener una ultra de entidad en las montañas del Valle del Aragón. El recorrido que pusieron sobre la mesa era sencillamente espectacular. No es fácil encontrar una prueba donde en 100 kilómetros se ofrezca tanta dureza y a la vez tanta belleza. Tenían ya una gran carrera como es el Maratón Canfranc-Canfranc y se atrevieron a dar un paso más allá, algo digno de alabar.
A los piés del Aspe | Foto: Chabier MiguelPero lo que ocurrió fue que las peores previsiones se hicieron realidad, y esa realidad golpeó duramente a la organización destapando las carencias que la prueba mostró a lo largo del recorrido, todo ello pese a intentar adelantarse a los acontecimientos y recortar en unos 20 kilómetros el recorrido. Inclemencias aparte, uno de los principales errores de la ultra fue no contar con un sistema de control con chip de los corredores, más si cabe con los precios que se pagan al inscribirse en este tipo de pruebas. Hoy en día se hace indispensable tanto por seguridad como por comodidad para la organización.
Hubo otros fallos también criticados como fueron la pobre base de vida, unos avituallamientos mejorables en opinión de muchos (suficientes para el maratón) y falta de detalle para los finisher tanto de ultra como de maratón, pero sobre todo el marcaje, donde se vio que bajo condiciones adversas es un completo error el sistema de balizas con bridas, además de no estar indicadas las bifurcaciones de las distintas carreras.
A buen seguro que Alex y todo su equipo tomarán nota de todas esas críticas constructivas como esta, que lo único que pretenden es ayudar a que la Ultra-Trail Canfranc-Canfranc mejore y se convierta en la gran prueba que aspira a ser y a buen seguro será. La base es muy buena, ya que las críticas hacia el trazado han sido inmejorables. Muestra lo mejor de esta zona del Pirineo aragonés y cuenta con buenos accesos para poder seguir a los corredores, evacuarlos si es necesario y abastecer a los avituallamientos. Y que decir de los voluntarios. Siempre son el alma, sin ellos nada sería posible, y los voluntarios de Canfranc estuvieron todos ellos de sobresaliente, tanto por trabajo como por actitud.
Seguramente todo hubiera sido distinto con unas condiciones favorables pero a veces la realidad es así de cruel. Ante tanta crítica, me puedo imaginar el sonrojo y la decepción en los rostros de quienes tantas horas han trabajado en este proyecto, pero ahora que los fallos están catalogados toca enmendarlos de cara a la próxima edición de 2016. Por trabajo e ilusión se merecen una oportunidad. Yo se la daré y si el trabajo me lo permite volveré a estar a las puertas de la histórica estación de Canfranc para mi segunda maratón, y tú?.
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