¿Que el Huesca ya está? Que nos esperen.
Con esa frase se presentó en su nuevo destino José Rojo “Pacheta“ hace unos tres meses afrontando el reto mayúsculo de intentar salvar a la SD Huesca del descenso a la segunda división.
La verdad es que no sabemos cuanto porcentaje de creencia y cuanto de mensaje obligado llevaban aquellas palabras dirigidas a un vestuario y una afición que veían como el club daba pasos irremisibles hacia el descenso de categoría.
Desconocemos si en aquel momento nos daban por descendidos, si nos esperaban o dejaban de hacerlo. Y la verdad, tampoco nos importa.
Lo que sí importa es lo que vemos ahora. Un equipo que compite, pelea, se entrega y sigue el camino marcado por el entrenador con la misma fé que debió tener el pueblo de Israel en Moisés, vara en mano, esperando que las aguas del mar Rojo se abrieran a sus pies.
Desconocemos también si al final podremos culminar la gesta y salvarnos. Queda mucho y será difícil, seguro. Pero lo que sí podemos afirmar con rotundidad, es que aquel día Pacheta no nos engañaba. Dijo que nos íbamos a sentir orgullosos del equipo. Y desde luego lo ha conseguido.