“No sé nada de Linares, absolutamente nada. Yo solamente le dije al club que si se producía alguna incorporación, que veo muy difícil…, que en el momento en que estén disponibles pues que me avisen con una cierta antelación porque lógicamente hay que programar los entrenamientos. Yo no tengo ninguna información de ningún jugador, así que no espero absolutamente nada”. Es la respuesta, literal, de Víctor Fernández al ser preguntado por si Miguel Linares iba a entrenar sus órdenes. Una contestación directa, cortita y al pie, con un claro objetivo, mantenerse al margen de cualquier movimiento del Real Zaragoza en el mercado de fichajes y, sobre todo, poner los cinco sentidos en el partido contra el Oviedo.
Casi al mismo tiempo de su llegada a La Romareda, el técnico zaragozano realizó su única petición respecto a posibles incorporaciones, siendo la llegada de un delantero centro su deseo desde entonces. Sin hacer demasiado ruido, en cada comparecencia de prensa, y siempre a pregunta de los periodistas, Víctor recordaba que necesitaba un ‘nueve’, que el equipo anda justo en la delantera, por si esa medida insistencia aceleraba el fichaje de un goleador. Pues bien, aunque con un par de semanas de retraso, Fernández ya ha recibido su regalo de Reyes. Linares es ya nuevo jugador del Real Zaragoza porque, por mucho que el míster blanquillo asegurase no saber nada, la llegada del delantero de Fuentes de Ebro era un secreto a voces en el fútbol español.
Otra cuestión es que Víctor, siempre el más listo de la clase, haya querido centrar los focos en lo realmente importante, en la visita del Real Oviedo a La Romareda con el Real Zaragoza mirando de reojo a los puestos de descenso. A estas horas, lo único que ocupa y preocupa al entrenador blanquillo es ganarle la partida de ajedrez a Anquela para sumar tres puntos que, de una vez por todas, impulsen a su equipo a una zona mucho más tranquila de la clasificación. Jaque mate.