Querido profesor:
Otra vez por aquí contándote mis cosas, pero esta vez, como alguna otra, nos va a leer mucha gente. Bien sabes que hablamos a menudo, que te pongo al día de las cosas que te gustaría saber, las cosas de tu Huesca, de tu Bada, de tu Peñas, de tu ciudad y provincia, de tu Barcelona… En fin, de todas esas cosas de las que podíamos tirarnos horas interminables hablando. Esta vez te cuento que llevo toda la semana con algo metido en el ojo. No sé a quien se le ocurrió la frase pero la solemos usar en twitter cuando algo nos emociona y consigue hacernos llorar.
Rueda por las redes sociales un precioso vídeo donde sales tú, y Ricardo Turmo, y Miguel Zandundo, y Félix Fernández-Vizarra, Petón y algunos más que pusieron voz a las hazañas de nuestro querido Magia. A la directiva que preside Fernando Lascorz, se le ocurrió la genial locura de homenajear a los jugadores que tan grande hicieron al Peñas, y esa locura ha sido una maravillosa realidad. Han estado muchos, han faltado algunos, pero qué más da ahora eso, si ha sido algo fantástico.
Sé que te habría encantado estar. Sé que se te habría quedado corto un ‘Balones Fuera’ de los largos para contar las miles de anécdotas y vivencias de aquellos años, y que te costaría hacer entender a quienes no vivieron eso, que el momento de ahora es a la vez fantástico, ilusionante, pero porqué no decirlo, inquietante. Vive nuestra provincia momentos bipolares: tan pronto alegre por una concesión empresarial que traerá nuevas gentes, ahora pesimista porque un tren llega tarde, poco y mal a nuestro territorio.
Con el deporte nos entretenemos, el fútbol sobre todo nos mantiene unidos y comunicados, y creo sinceramente que somos mejor provincia que hace 40 años. Pero ya no se paladean las cosas como antes: jugar en ACB era un premio fantástico. Todos dábamos por hecho que el Palacio debía ser un fortín, y que si había que jugar el ‘play-off’ por permanecer, que tocó muchas veces, no era un drama, sino una forma de sobrevivir. Y aquellas victorias, se celebraban como un título. Los reproches eran algo raro de encontrar en la ciudad, y las críticas, escaseaban.
En este Huesca en el que ya no estás, todo pasa muy rápido: la memoria es tan frágil como el papel, e incluso los éxitos inesperados pasan pronto al cajón de los recuerdos. Vivimos al segundo y la memoria de hace unas pocas horas ya queda casi archivada y borrada. Me encantaría que estuvieras aquí para que me ayudaras a explicarle a la gente que debemos valorar mucho las cosas: es un éxito poder disfrutar cada año de la Liga Asobal. Es un lujo poder tener baloncesto en Huesca, sea en la competición que sea. Somos incapaces de valorar el trabajo desinteresado de esas directivas que se dejan la piel día a día para buscar apoyos para que la ilusión en el deporte que aman, se mantenga en pie en forma de club, llevando el nombre de nuestra ciudad y nuestra provincia.
Y sobre el fútbol, hay como siempre mucha tela que cortar. La que se ve en el día a día y la invisible que se mueve en los pequeños círculos donde se acaba cortando el bacalao. Si me pongo a hablar de todo eso, nos dan las uvas. Sabes que te voy contando lo que sé, hay cosas más claras y más inciertas. Creo que el equipo se mantendrá sin sobresaltos pero hay que arreglar bastantes cosas. En eso andan los que mandan, ojalá que esta vez, sepan tomar el rumbo más correcto.
Que lo sembrado no se olvide, que todo lo vivido no nos haga perder la perspectiva de quiénes fuimos, quiénes somos y quiénes queremos ser
Lo dicho, la habrías gozado esta semana, hay muchos que te siguen recordando. He rememorado con Brian Jackson cómo le conocí: fue por tu culpa, porque me llevaste a esa tertulia baloncestera los jueves a las 11 de la noche en el desaparecido pub 6,25. Ahí me transmitiste ese veneno de la radio que sigo manteniendo gracias a ti. Pero deja, que yo no soy el protagonista de esto. Los protagonistas sois la gente como tú que nos lo contó en su momento, la gente que lo hizo posible en la cancha, los locos que lo hicieron posible en los despachos, y los miles y miles que pudimos disfrutar todo aquello.
Que lo sembrado no se olvide, que todo lo vivido no nos haga perder la perspectiva de quiénes fuimos, quiénes somos y quiénes queremos ser en un futuro. La humildad no está reñida con la exigencia, pero deben convivir juntas porque si se impone la segunda, seremos vulgares como en otros sitios ha pasado.
Basta por hoy. Prometo ser más breve la próxima vez. Cuídate mucho y reparte abrazos y recuerdos por ahí arriba, anda que no estáis por ahí gente buena ni nada. Tus discípulos nos quedamos por aquí vigilando y contando lo que pase como tú nos enseñaste. Se te sigue echando de menos. Hasta la próxima profesor:
Sergio Brau.