HUESCA | El Lobe Huesca acaba de caer contra el Albacete y se enrarece su futuro en LEB Plata. Cae en la primera de las cinco finales que tiene y puestos a ver el vaso medio lleno siempre ha estado allí ante un quinteto que es tercero en la clasificación, que venía con una gran racha de victorias y que se va ampliándola. Incluso han tenido los de Rafa Sanz una canasta para ir a la prórroga sobre la bocina, pero no pudo ser. Si ese triple entra, el Palacio se hubiera ido abajo.
El encuentro arrancó con los dos equipos llenos de intensidad, anotando en los primeros segundos de posesión o en ataques de transición. Joan Sola con un triple ladeado colocó al Peñas con 4 puntos de ventaja (10-6). Los peñistas defendían con mucha intensidad, anteponiendose a sus rivales, robando balones y finalizando contraataques. Los manchegos han dejado el sello de un equipo perfectamente uniformado, sabedor de lo que tenía que hacer en todo momento.
Cuando vas a un pista donde juega un rival muy necesitado sabes que el ritmo que te van a proponer es alto. Es cierto que este Peñas combate en cada encuentro y muy posiblemente en más de uno, la justicia no ha caído de su parte, pero es que esto no solo va de justicia. Aquí, los errores se magnifican hasta el punto de que te cuestan los partidos. Los manchegos, saben que son una apisonadora. Conscientes de la necesidad del rival, los de Albacete han ido engrosando el marcador sin irse y sin dejar al Peñas que cogiera rentas importantes.
La primera parte dejó el 41-38 en el electrónico. Es decir, el Peñas tres puntos arriba que en baloncesto significa exactamente nada. Eso sí, el chute de optimismo, de reforzar el trabajo hecho durante la semana, la rendija abierta para creer en la victoria estaba en el aire. Ganar la primera de las cinco finales que dibujan los de Rafa Sanz era factible… siempre que se gripara la apisonadora manchega.
La trilogía Martín, Martín Fernández y Diego de Blas empezó a hacer daño a un Peñas que la contrapuso con Iglesias y Bastante cogiendo rebotes. Tras una reanudación con fallos en ambos aros resurgió el poderío de Saintel y la dureza manchega en acciones, tanto en defensa como en ataque. A veces, cuando el baloncesto no te fluye, las pinturas de guerra pasan a ser la primera opción.
Al último cuarto entró el partido con 54-56. Y en esos minutos decisivos se notó un mayor agarrotamiento en los jugadores de Rafa Sanz. El desgaste del partido fue tremendo y con pulsaciones altas todo es más difícil. Si ese triple de Bellver hubiera entrado, quizá las cosas hubieran cambiado, porque a donde no llega la razón lo hace en ocasiones el corazón, y el Peñas tenía a un sexto jugador en la grada que despidió a los suyos con aplausos pese a la derrota y a la difícil situación en la tabla.