¿Puedes considerar la excursión al Forau de Aigualluts, en el Valle de Benasque, de riesgo si la inicias en el aparcamiento que hay dirección a Llanos del Hospital? Más de uno se sorprenderá con la pregunta. Quienes hayan ido en el autobús a la Besurta, no. Sobre todo, en estos tiempos donde domina la Covid-19. Autobús lleno. Todos con la mascarilla y es cierto que se desinfecta tras cada viaje. Pero allí está. En otros sitios se limitan las plazas, en otros no. Será que la Covid-19 hace distinciones en función de la altura.
Vamos a lo que nos ocupa. Qué se puede decir de este paraje. De ese Forau cargado de historia y de espías, de aguas que se esconden y aparecen. De aguas españolas de titularidad francesa. Desde la Besurta es un paseo espectacular. Desde Llanos del Hospital, más. Que se puede hacer algo pesadete, quizá. Sobre todo cuando queremos estar en Aigualluts… y nada más. Error gordo. Merece la pena saborear el paseo desde el Hospital de Benasque.
Es una de las excursiones más demandadas del Valle de Benasque. Por allí van todos. Y cuando se escribe todos, es todos. Desde el niño y niña hasta personas ya con edad avanzada; desde montañeros con mochilones tremendos, crampones, ‘piolos’, casco y cuerdas -es el camino natural al refugio de la Renclusa para ir al Aneto, por ejemplo- hasta alguno que ha debido escuchar que hay por allí una cascada y un prado muy majos y sube con zapatillas, pero de tenis.
El autobús te deja en la Besurta. Y a partir de allí, el paseo. Muy majo. Te lo habrán contado mil veces, incluso habrás ido unas cuantas y hasta habrás dicho aquello de ‘cuanta gente hay’. Pero allí estas tú… otra vez. Rumbo al Forau de Aigualluts. Y si repites es por algo. Porque quieres ver el Aneto más cerca, porque por muchas fotos que hayas visto de la cascada y del Forau y tu subconsciente lo mantenga, vuelves. Es una excursión cómoda, sencilla y espectacular. Lo tiene todo para ganarte el bocata cuando pasas la cascada y llegan al llano.
Igual vas por la tremenda crioterapia de sus aguas. Mete tus pies y aguanta. El deshielo glacial hará que luego flotes. Una gozada. El regreso hasta lo harás más cómodo. Pero insistimos, no seas vaguete. Desde la Besurta te has ‘plantado’ en nada en el Forau de Aigualluts y merece la pena otra horita más para llegar al ibón de Toro. En serio. Se trata de uno de los lagos de montaña más accesibles. En cuanto a su belleza, siempre habrá debate. Al fondo, el valle de Arán.
No hay mucha dificultad en subir a Toro; quizá más en bajar. Lo típicos bloques de piedra donde te puedes producir un esguince de rodilla o de tobillo o algo más. Vamos, que bajes atento, que bastante trabajo tiene ya de por sí el Greim.
El regreso a la Besurta es tranquilo. Si has bajado de Toro, pues un poco menos. Y si en la Besurta te sientes fuerte, tampoco pasa nada con que regreses andando hasta donde te subiste al autobús. Al menos, te quitas el riesgo de la Covid-19 y al final te sale una excursión de las de presumir con las fotos.