Hablamos con Alejandro Cases, fundador del Íbero Rugby Zaragoza. Entrenan los martes a las 20 horas en el campo anexo al Olivar y los viernes, también a las 20 horas, en el Velódromo (CDM David Cañada).
¿Cómo surge la idea de, en 2015, crear el Íbero Club de Rugby?
Recientemente en España ha habido un incremento de fichas a todos los niveles, desde las categorías inferiores, femenino, senior y en creación de clubes. Por eso vimos que una gran ciudad como Zaragoza tenía la necesidad de un nuevo club, había mucha gente en los otros dos clubes importantes (Fénix y Universitario) que se quedaba sin jugar, a lo que hay que sumar un caladero importante de jugadores del Trofeo Rector de la Universidad de Zaragoza. La demanda estaba ahí, la gente se quiere jugar y aprovechamos que se jugaba el Mundial de 2015 de Inglaterra para fundar el club.
Vimos que una gran ciudad como Zaragoza tenía la necesidad de crear un nuevo club
¿Notas que el rugby es un deporte en auge?
En los últimos quince años, el número de licencias en España se han doblado. Actualmente estamos en unas 30.000 licencias frente a las 15.000 del año 2000. No sólo es un incremente de licencias, sino también de clubes. Cuando yo empecé la universidad en 2008 había 6 equipos masculinos en el Trofeo Rector. Cuando terminé la carrera y el máster, en 2014, había 14 masculinos y 10 femeninos. Para la liga regional tenemos como objetivo que el femenino pueda jugar los partidos a 15 jugadoras en vez de 7 como se hace actualmente.
¿En qué liga competís?
Jugamos la liga regional aragonesa, tanto el equipo senior masculino y femenino. La liga aragonesa para el próximo año tendrá 7 equipos, y 6 en el femenino, en principio. 3 somos de Zaragoza, también está Tarazona, que es el club decano del rugby aragonés; Ejea, el Quebrantahuesos de Huesca, que en 3 años ha revolucionado la liga por hacer las cosas muy bien socialmente. También contaremos con la presencia de Jaca. Teruel juega en la liga valenciana por tema de proximidad, mientras que Soria y Tudela juegan la liga aragonesa por el mismo motivo.
¿Cómo es el sistema de competición?
Esta última temporada se ha hecho a ida y vuelta, el anterior era una vuelta y después en función de las posiciones se creaban dos nuevos grupos en la segunda fase. Aquí sucede que se nota mucho qué equipos tienen fondo de armario y pueden aguantar toda la temporada y cuáles no. A final de temporada se nota muchísimo quién tiene gente y a quién las lesiones le merman, ya que jugamos los partidos a 15. Nosotros por ejemplo hemos sufrido este problema.
Un aspecto positivo para vuestro crecimiento es que ya tenéis tres patrocinadores…
La promoción en redes sociales es algo que se puede trabajar muy bien para conseguir patrocinadores. Desde aquí queremos invitar a los empresarios que quieren patrocinar que se pase a ver la final del Trofeo Rector de la Universidad de Zaragoza, ya que es una grada entera abarrotada de gente.
¿Puede jugar todo el mundo a rugby?
Por supuesto, sobre esto precisamente quiero destacar que nadie se quede con la copla de que a rugby juega gente grande. Es el deporte en equipo por excelencia. Juega gente de todo tipo pero tiene que estar en buena forma. Claro que necesitas una persona que pese 100 kilos, pero también una de 60, son diferentes roles. También ocurre que el poco rugby que se ve por televisión es de deportistas de alto nivel. Nosotros jugamos en regional, jugamos para divertirnos. Lo mismo pasa en el fútbol regional, no tienen el físico de los profesionales.
A rugby juega gente de todo tipo, pero tiene que estar en buena forma. Necesitas a una persona de 100 kilos pero también a uno de 60 kilos
¿Cómo surgió tu pasión por el rugby?
El rugby siempre me ha gustado por dos razones. Tuve unos primos viviendo en Inglaterra que jugaban en el colegio a rugby. El otro motivo es que el único mundial al que se clasificó España fue en 1999 y lo echaron por La 2. Yo lo veía y decía “de mayor, jugaré”. Y al final empecé a jugar a los 16 años. Eso es algo habitual aquí, que la gente empieza a jugar muy tarde.
En vuestra web, tenéis un decálogo de mandamientos que hacen referencia al juego limpio, respeto al árbitro, compañeros y rivales…
Así es, en rugby no se finge, al jugador no le sale. Cuando un deporte se profesionaliza manda el resultado y el fin justifica los medios. El rugby nace de una sociedad elitista británica que lo considera una nobleza por encima de lo que es el resultado. De hecho, hasta 1995 no se permitía la profesionalización, se jugaba sólo por el amor al juego. El árbitro se hace notar, suele llamar a los jugadores de usted y obviamente hay que respetar a la autoridad.
Además, el capitán del equipo, Pablo Calahorra, destaca que él, debido a su cargo, es “el único que puede hablar con el árbitro”. “Como dice Alejandro, en el rugby no se finge. De ahí está el dicho que en el fútbol son once jugadores fingiendo estar lesionados, mientras que en el rugby con quince jugadores fingiendo no estarlo”, añade Pablo.
Pablo Calahorra también nos cuenta cómo surgió su afición al rugby: “A rugby empecé a los 18 cuando llegué a Zaragoza, soy de Arnedo, un pueblo de La Rioja. Hasta entonces. Desde los 6 años a los 18 he jugado a balonmano, una tradición que me viene de familia. A raíz del Trofeo Rector me apunté con el equipo de la residencia”.