ZARAGOZA | Pablo Cortés estuvo en la Ciudad Deportiva el día después de su debut oficial con el primer equipo. Jugó 38 minutos con el Deportivo Aragón en la derrota ante el Barakaldo. Emilio Larraz le eligió como sustituto ante la expulsión de Keita, que lo condicionó todo en la mañana de La Ciudad Deportiva.
El Deportivo Aragón compitió a pesar de todo, fue de nuevo un equipo en mayúsculas. Frente a la dificultad, consiguió tener a tiro el empate, siempre en botas de Marcos Cuenca, un extremo total. Sus jugadas, de izquierda a derecha, dejaron a varios rivales en el camino. Le detuvo la escuadra y también el portero, pero da la impresión de que su salto al primer equipo no debería pararlo nadie.
El resultado reflejó un castigo excesivo, pero no había tristeza al acabar el partido. Los futbolistas del filial se reúnen en la salida de los vestuarios y basta estar en ese lugar para entender la clave de este equipo. Cumplen de pe a pa una frase célebre: “es más difícil ganarle a un grupo de amigos que a un gran equipo de fútbol”. Y básicamente, por eso han llegado tan lejos en la temporada, por esa razón ataron el playoff varias jornadas antes de que acabara la liga. Son, sencillamente, una gran familia.
En ese núcleo, Cortés es el niño bonito del zaragocismo, la gran esperanza. Zurdo, su fútbol es talento puro, magia en la baldosa. Hace falta saber muy poco de este juego para descubrir que tiene algo distinto. Y en ese lugar de la escena aparece Víctor Fernández, que siempre tuvo un ojo especial para un corte muy concreto de futbolistas. El técnico no solo ha detectado en Cortés algunas distinciones, sino que se ha atrevido a darle un lugar en el primer equipo.
En el minuto 89, Pablo Cortés saltó al césped de Butarque. Su entrada hizo feliz a mucha gente, a todos aquellos que creen desde hace tiempo en su zurda. Tocó 4 balones que anuncian lo que viene: un futuro prometedor. Llegó antes que nadie a festejar el gol de Maikel Mesa. Y lo celebró con la pasión de un hincha, con la felicidad de un zaragocista más. Unas horas después, se apoyaba en una valla cercana al césped de La Ciudad Deportiva. Le rodeaba una decena de niños que quieren ser como él. Resulta sencillo imaginar que Cortés pudo estar hace no mucho en el mismo lugar que estaban ellos, en el otro lado del espejo.
El canterano estaba radiante, en pleno cuento de hadas. También parecía flasheado, como si quisiera detener el tiempo, como si no creyera aún que su sueño se está cumpliendo. Sus padres estaban cerca, tan felices como él. Parecen la versión aragonesa de la casa de la pradera y, al verlos, uno se alegra de que a la buena gente le pasen cosas buenas.
De camino a los coches, su madre puso en alto uno de los audios que había recibido en las últimas horas. Del móvil partió una voz muy cercana a la familia, emocionada: “Pablo Cortés se estrenó con el primer equipo el 21 de julio de 2021, el día de mi cumpleaños. Y debutó en partido oficial el 27 de abril de 2024, en el cumpleaños de mi hijo”.
Alguien pensó entonces que su siguiente texto ya estaba escrito.