El futbolista oscense continuará su carrera fuera de España. Lo hará en el país heleno, donde ya estuvo en 2017, defendiendo en esta ocasión los colores del Aiginiakos FC.
Hablar de Pablo Gállego es hacerlo de puro fútbol; de experiencias, aquellas tan exóticas como ilusionantes, en cuyos parajes siempre se persigue al balón. El oscense de 24 años, que en sus inicios jugó primero en el Siglo XXI y después en el Peñas Oscenses, formó parte del Real Zaragoza para posteriormente incorporarse a la SD Huesca en edad juvenil. Tras jugar con el filial, la AD Almudévar, se sumó al primer equipo azulgrana, con el que debutó a los 19 años de la mano de Pablo Alfaro en Segunda ‘B’. Sin embargo, al no contar con oportunidades, decidió salir para seguir progresando.
Gállego se desvinculó del Huesca en el mercado invernal y fichó por el CD Sariñena, conjunto por aquel entonces de la Segunda División ‘B’, antes de vestir la elástica del CP Cacereño, con el que le endosó un doblete al Racing de Santander, y del CD Lealtad respectivamente, ambos conjuntos de la tercera categoría nacional. Elegido mejor jugador en abril de 2016 por la revista ‘Hablemos de Bronce’, segundo mejor futbolista en Extremadura y habiendo disputado más de 1.000 minutos en el cuadro asturiano, en el mes de diciembre puso fin a su etapa con los leales y emprendió su primera aventura: viajó hasta Grecia para recalar en las filas del AE Larisa, equipo de la Superliga.
El aragonés, goleador y MVP en su debut con el conjunto heleno, rescindió su contrato de mutuo acuerdo en septiembre de 2017 y quedó libre. Fue el pasado mes de enero de 2018 cuando Gállego se decidió por hacer las maletas de nuevo e iniciar su mayor peripecia: jugar en Nicaragua. Lo hizo en el Real Estelí, de la primera división nicaragüense, donde no tardó en llamar la atención: fue incluido en el once ideal de la segunda fecha del Torneo Clausura, anotó 10 goles en 17 partidos, su mejor marca hasta la fecha, y fue uno de los artífices del subcampeonato del Tren del Norte.
Ahora serán los hinchas del Aiginiakos quienes disfruten de las grandes cualidades del oscense, cuyo deseo no es otro que seguir mejorando y que aterriza con ganas de reivindicarse en el primer país que pisó tras abandonar España.