Tercera victoria consecutiva en casa de la SD Huesca con otras tantas porterías a cero y 10 puntos sobre 21 posibles. Datos que, a cualquier técnico o aficionado resultadista, no le quitarían el sueño. Sin embargo, a quien le dé por ver los partidos y valorarlos más allá del resultado, es posible que le quede cierta sombra de duda por cómo se han obtenido.
Si bien es cierto que el cambio de objetivo del club y la interiorización por parte de la afición de esta nueva realidad le ha unido más al equipo, arropándole en momentos de dificultad, no es menos cierto que, una sucesión de malos partidos ‐como los últimos en casa, no nos engañemos‐ en los que no se obtengan los puntos, pueden hacer que los aplausos se conviertan en pitos.
Por ello, es urgente que el equipo vaya creciendo en su juego. Mostrando cada vez más argumentos que le hagan acreedor de la victoria y ampliando sus registros, dado que hasta ahora todavía no se ha visto en casa (salvo el primer partido) en la obligación de remontar un resultado adverso. Y dudo mucho que en ese caso sea suficiente con defender, contragolpear y aprovechar la estrategia.
Celebremos los puntos, sin duda. Pero esperemos la mejoría.
Pablo Pueyo