ZARAGOZA | Paco Jémez representa muchas cosas en una sola. Su carrera como jugador define a central pegajoso, ejemplar, hecho a la medida de su tiempo. Desde los banquillos, ha demostrado ser un defensor radical de una idea, el promotor de un fútbol valiente, hecho para emocionar a la gente.
Jémez estuvo en Palmadas al Viento en una conversación que nunca olvidaremos.
Viajamos a La Romareda en busca de tu primera respuesta. ¿Cómo has visto la temporada y cuánto te duele el Zaragoza?
Analizar una situación desde fuera es bastante complicado. Muchas veces ya es difícil hacerlo desde dentro. He visto partidos y sigo al Zaragoza porque le tengo un gran cariño a la ciudad y al club. Estuve cinco años y medio y una de mis hijas es maña. Posiblemente los mejores años de mi carrera deportiva los pasé en La Romareda. Desde aquí, me cuesta analizar los aspectos técnicos o tácticos y las claves de lo que está ocurriendo. Pero sí que sigo esperando ese año en el que cambien las tornas y en el que se dé la oportunidad de estar en la pelea por el ascenso.
El Zaragoza regresa a la casilla de salida para lograrlo. ¿Qué te parece Víctor Fernández y el recurso zaragocista de volver a él cuando las cosas se complican?
Víctor tiene una carrera dilatadísima, llena de experiencia. Ya ha demostrado muchas cosas. Es uno de esos técnicos que ya ha estado en varias épocas, que siempre parece un revulsivo. Algunos equipos utilizan esa figura para darle la vuelta a una dinámica que se ha complicado. Muchas veces no depende solo de un entrenador. Depende de una plantilla, de unos jugadores, de tener capacidad para hacer lo que buscas. El problema de muchos equipos es que buscan un objetivo y no están preparados para ello. Partes de un error grave que te lleva casi siempre al fracaso.
Un entrenador necesita herramientas…
Cuando un equipo quiere ascender, lo menos que puede darle al entrenador es una plantilla que se ajuste a ese objetivo. Si tú no tienes un proyecto acorde a esa meta, el fracaso lo tienes metido en el bolsillo. No solo vale con traer un buen entrenador o a un buen futbolista. Necesitas hacer las cosas bien, tener recursos. Necesitas un proceso que sea coherente con lo que tú tienes y lo que tú representas. Una vez que haces eso, las cosas serán más fáciles para un entrenador como Víctor.
Los inicios de Paco Jémez
Cuando era niño mi ídolo era Maradona. Todos queríamos ser como él. Cuando empecé a entrenar en las categorías inferiores todos los entrenadores me vieron como central. Y los defensas de entonces no eran como los de ahora, por la permisividad del reglamento y de los arbitrajes.
Nos trasladamos al principio de esta historia, ¿cómo un niño que quiso ser extremo acabó siendo después central?
Igual era demasiado optimista en mi niñez. En aquel momento nuestro ídolo era Maradona. Todos queríamos ser como él. Todos queríamos ser extremos, zurdos y jugar como él lo hacía. Era una cosa de niños. A medida que vas creciendo el fútbol te va poniendo en tu sitio. Cuando empecé a entrenar en categorías inferiores, todos los entrenadores me veían como central. Fue más un capricho de la niñez que un análisis objetivo de las cualidades que tenía.
¿Qué tipo de centrales había entonces y qué tipo de jugador era Paco Jémez?
Creo que si analizas los defensas en la historia del fútbol, el tipo de defensa que se ve está muy relacionado con la permisividad del reglamento y de los arbitrajes. Indudablemente, la permisividad de entonces era mucho mayor. Las faltas que ahora se pitan, antes no eran. Las tarjetas que ahora se sacan, antes no se sacaban. Se permitía un juego mucho más fuerte, mucho más duro. Había menos cámaras, había un árbitro menos, nunca hubo VAR. Todas esas cosas desembocaban en una tipología de jugador distinta a la actual. Por eso antes éramos defensores diferentes a los que hay ahora.
¿Jugaría el Paco Jémez futbolista en un equipo entrenador por el técnico que eres?
Sí. Creo que una de las cosas que tiene que tener un jugador es disciplina. Y yo la tenía. Una vez que tienes disciplina, un futbolista debe hacer lo que le pide un entrenador, dentro de sus características. Jamás le pediría a un futbolista algo que tiene dificultad para darme. Mi labor con los jugadores es facilitarle su labor. No les pido a los futbolistas nada que no crea que son capaces de hacer.
Sería partir de un nuevo error…
Exacto. Y, como decíamos antes, así normalmente las cosas no salen bien. Si tuviera un central con menos talento con el balón en los pies, no le pediría que no jugase, pero intentaría buscar ese término medio en el que él se sienta cómodo. Intentaría que sus carencias no le cuesten caras al equipo. Pero siempre dentro de una idea de juego que se centra en tener el balón el mayor tiempo posible, y tenerlo para hacer daño al contrario. La labor del entrenador no se basa en imponer su idea, sino en facilitarle al futbolista un plan para que su trabajo sea más fácil. Una vez que consigues eso, es más fácil sacar todo lo que un jugador lleva dentro.
El Súper Depor
Lo que ocurrió con el Deportivo de la Coruña hoy es impensable. Entonces algunos de los mejores jugadores podían estar en alguno de los equipos menos poderosos. Ahora futbolistas como Bebeto, Fran, Mauro Silva, Donato, Rivaldo o Djalminha nunca jugarían en un equipo que no fuera el Barça o el Real Madrid.
Pasaste por Córdoba, Murcia, Rayo Vallecano y Deportivo antes de llegar a Zaragoza. Antes de La Romareda, pudiste formar parte de un equipo especial, el Súper Depor. ¿Cómo recuerdas ese fenómeno?
Era otra época. Que aparezca hoy un equipo que sea capaz de ganarle una liga al Madrid o el Barça me parece prácticamente imposible. Este año hemos tenido un soplo de aire fresco con el Girona. Fíjate la temporada que ha hecho y ha quedado tercero. En aquel momento podía aparecer un equipo como fue aquel Depor y pelearle una liga al Barça de Cruyff. Pero ahora es casi imposible. Juegan varios factores. El primero es formar un equipo espectacular como el que hicimos nosotros. El segundo que el Madrid y el Barça no estén en su mejor momento. Si tienes la opción de conjugar esos factores en la misma temporada, a lo mejor tienes opciones de ganar el título.
¿Por qué pareció durante un tiempo el equipo de casi todos?
Eran otros tiempos. En ese momento los equipos menos poderosos- que no fueran Real Madrid, Barcelona o Atlético de Madrid- sí tenían jugadores de altísimo nivel. Es algo que ya no ocurre. Hoy en día un equipo que no sea de máximo nivel no podría tener a Bebeto, Mauro Silva, Donato, Fran o Aldana. Eran futbolistas que podrían jugar en cualquier equipo y, sin embargo, los teníamos nosotros. Actualmente los mejores futbolistas están siempre en los equipos más poderosos. Hay buenos jugadores, pero ya no son tan tops. Hoy en día es impensable que futbolistas como Rivaldo o Djalminha jueguen en equipos del nivel y del estatus que tenía ese Depor.
De esos años parte también una anécdota legendaria con Toshack…
Tenía unas molestias en el tobillo. Pero antes para que te perdieras un entrenamiento, tenías que estar bastante fastidiado. Me vendé cómo pude el tobillo. Hubo un momento en el que le dije que podía hacer cualquier otro trabajo, pero que cada vez que le pegaba al balón, me dolía el tobillo. Teníamos un partido tres días más tarde, tenía el tobillo hinchado y le insistí: “Cada vez que le pego al balón me duele”. Y Toshack, con ese humor británico que tenía, me respondió: “Sí. A mí también me duele cuando tú le pegas al balón”.
Su llegada a La Romareda
Juanele es uno de los jugadores con más talento que he visto en mi carrera profesional. Sus piernas parecían las patas de una silla, tenía pinta de todo menos de futbolista, pero hacía cosas que solo le he visto a él
Si el Súper Depor pudo ser el equipo de todos, ahora vamos al nuestro, que también lo fue. ¿Cómo llegaste al Real Zaragoza?
Me marché del Depor teniendo la posibilidad de quedarme. El proyecto del Real Zaragoza me llamaba mucho. Había estado cinco años en Coruña y Pedro Herrera habló conmigo. Me gustó mucho la sintonía que tuve con él. Soy una persona de sensaciones. Cuando estoy con una persona a la que no le termino de coger el gusto, es difícil que pueda trabajar con él. Cuando Pedro Herrera vino a hablar conmigo, me encantó todo lo que me expuso. Pensé que era el momento de cambiar, de ir a otro sitio, de pelear desde otro lugar.
Cambiaste Riazor por La Romareda…
Sabía que dejaba un gran equipo y, de hecho, a la postre fue campeón de liga. Pero no me arrepiento en absoluto: nada más llegar fui internacional. Estuve cinco años y medio en Zaragoza, pasamos de todo, y fueron más cosas buenas que malas. Hicimos un grupo fantástico, con el que todavía tengo mucha relación. Fueron compañeros y son mis amigos. Los cinco años de Coruña fueron espectaculares pero en Zaragoza me pasó tres cuartas partes de lo mismo. He tenido mucha suerte en mi carrera deportiva. Los dos equipos en los que más años he estado se han parecido mucho en lo más importante. En el grupo, en los compañeros que tuve, en la unión que fuimos capaces de formar. Son dos ciudades distintas pero en cuanto a la confección del equipo, a mi encaje en los dos lados y los amigos que hice y a los objetivos que logramos, son dos etapas muy parecidas. Es algo muy difícil de encontrar en una carrera y yo lo tuve dos veces: en Zaragoza y en Coruña.
Marcaste a Maradona, a Zamorano o Butragueño, pero también jugaste con Milosevic o Juanele, ¿cuánto te impresionaron los dos últimos?
Eran dos grandes jugadores. Savo era difícil de marcar, era corpulento, grande, muy buen futbolista. Pero a mí siempre me ha llamado la atención Juanele. Lo veías y pensabas que no podía ser futbolista. Tenía unas piernas que eran como la pata de una silla. Tenía cuerpo de todo menos de futbolista. Pero tenía un talento descomunal, una capacidad para driblar y aguantarlo todo inexplicable. Con Juanele he tenido la oportunidad de jugar, de ser compañero y ahora de ser su amigo. Creo que es uno de los jugadores con más talento que he visto en mi carrera deportiva. Hacía cosas que solo se las he visto a él.
Un salto a los banquillos
El Real Zaragoza es uno de los mejores equipos de España. Si le preguntas a cualquier entrenador, habrá muy pocos que te digan que no. Claro que me gustaría entrenar algún día al Zaragoza, por lo que representa el club y por el apego que le tengo. Pero ahora mismo el Real Zaragoza no necesita un técnico: ya tiene un gran entrenador.
Cuando acabó tu etapa como técnico, elegiste el camino de los banquillos. Y seguiste un trayecto muy marcado por el sentimiento en Córdoba, Las Palmas y Vallecas, ¿cómo fueron esas experiencias?
Son equipos distintos. Las Palmas es mi lugar de nacimiento, Córdoba dónde me crie. Poder haber sido entrenador de los dos equipos para mí ya es un logro profesional. Estás en equipos que los sientes mucho. Es como cuando entrenas a un equipo en el que has jugado muchos años. Me pasaría si entrenara al Zaragoza o al Deportivo. Tienen un aliciente más allá de lo estrictamente profesional. Entran valores personales, por el cariño que le tienes al equipo, por los recuerdos, por todo lo que te han dado como jugador. Son muchas circunstancias que en otros equipos no se dan. Me siento muy orgulloso de haber podido defender los colores del Córdoba y de Las Palmas. Y es verdad que son equipos en los que te auto presionas más. Son sitios en los que entran en juego los sentimientos y no quieres fallar por nada del mundo.
Siguiendo por esta vía, ¿te gustaría entrenar al Real Zaragoza?
Cuando contesto a esto siempre hay algún tonto que dice lo siguiente: “Ya está Paco vendiéndose al Zaragoza”. Aunque lleve muchos años en Segunda División, el Real Zaragoza es uno de los grandes clubes de España. Si tú le preguntas a cualquier entrenador de España, habrá muy poquitos que te digan que no. Quiero que se me entienda bien la respuesta. Si me dices si me gustaría ser entrenador del Real Zaragoza, por supuesto que sí, por supuesto que me gustaría entrenarlo. Por dos razones: por lo que ese club representa y por el apego personal que le tengo al Zaragoza. He estado muchos años allí, he hecho muchos amigos, he conseguido muchas cosas y es un sitio que conozco muy bien. Dicho esto, ahora mismo el Real Zaragoza no me necesita: tiene un gran entrenador. Todos los que queremos al club tenemos que apoyar, animar y esperar que este año veamos a un equipo en la parte alta de la tabla.
En tu carrera también has tenido experiencias en el extranjero, Cruz Azul y la más reciente en el fútbol iraní. ¿Qué nos puedes decir de tu paso por México?
No conocía la liga mexicana y me sorprendió de un modo especial. Es un fútbol con mucho nivel, con buenos equipos y buenos jugadores. A los mexicanos les encanta el fútbol, les vuelve locos. Los estadios tenían unas cifras de asistencia increíbles. Es una liga con muchísimo potencial. Nosotros fuimos a trabajar allí igual que hemos ido a trabajar aquí. No es que me cambiara en nada, pero todas las experiencias suman, te enriquecen, te hacen mejor. Un año ahí, me hizo mejor entrenador. Vi otro tipo de jugadores, otro tipo de tácticas, otra forma de hacer las cosas. Cuando volví a España no me veía distinto al Paco que había ido ahí.
Óptica zaragocista
La camiseta y el escudo del Real Zaragoza pesan. Mi experiencia me dice que en La Romareda las cosas cuestan más. Hay que firmar jugadores que además de ser buenos, sepan aguantar la presión.
Lalo Arantegui se puso en contacto conmigo, pero a los dos días fue cesado. Es probable que si él hubiera seguido, yo habría acabado entrenando al Real Zaragoza.
¿Por qué parece más difícil triunfar en Zaragoza que hacerlo en otros lugares?
Yo entiendo y conozco Zaragoza. Es una plaza muy difícil, muy complicada. Hay muchísima exigencia de la afición, los medios de comunicación tienen una manera muy particular de hacer su trabajo. Por supuesto que esa camiseta y ese escudo pesan. Pero pesan porque se han conseguido muchísimas cosas con ella. Cuando hablamos de este tipo de equipos creo que es muy importante firmar a jugadores que sean capaces de aguantar ese tipo de presión. Y es casi tan importante como que sean buenos futbolistas. De hecho, no vale solo con traer buenos jugadores, necesitas a algunos que sean capaces de aguantar lo que allí se va a cocer. Ese es el error que se comete con cierta frecuencia.
Es difícil encontrar jugadores así en Segunda División…
No hay muchos futbolistas que se pongan esa camiseta y no les pese. Que cuando la gente apriete, no les pese. Que cuando los medios de comunicación le critiquen, no les pese. A lo mejor no hay muchos y en Segunda División todavía hay menos. Mi experiencia me dice que en Zaragoza las cosas cuestan más. Pero también me dice que cuando los futbolistas van allí, tienen que estar preparados para eso. Estás hablando del Real Zaragoza y no de cualquier equipo. Creo que a la hora de confeccionar la plantilla hay que tener muy en cuenta lo que rodea al equipo, el entorno.
¿Hubo un momento de la historia, con Lalo Arantegui, en el que estuviste cerca de entrenar al Real Zaragoza?
Es cierto. Lalo se puso en contacto conmigo y me comentó la posibilidad de llegar al Real Zaragoza. Le dije que para mí era un placer. Empezamos a hablar, a negociar y a los dos días cesaron a Lalo Arantegui. Posiblemente, si él hubiera seguido, yo habría acabado en el Real Zaragoza. Pero el consejo de administración decidió cesarle y ahí quedó aquella historia.
¿Qué significa para ti el Real Zaragoza?
Es un equipo que me dio muchísimo. Me dio la posibilidad de competir por títulos, me dio la posibilidad de ser internacional, me dio la opción de que mi familia se empezara a formar ahí. Tuve la suerte de conocer a muchísima gente a los que considero mis amigos. Zaragoza es con Coruña y Vallecas uno de los sitios que más me han marcado. Muchas veces no solo es una cuestión de cariño, que también, sino de tiempo. Cuando pasas mucho tiempo en un sitio, es más fácil que ese cariño surja. Zaragoza es uno de los sitios donde mejor me he sentido, donde más me han valorado y donde más me han ayudado. Allí conocí gente espectacular. De hecho, cada vez que puedo, me pego un salto por Zaragoza para ver a Xavi Aguado, a Alberto Belsué, a Luis Carlos Cuartero… Es un club que me marcó para siempre y por eso le tengo un cariño muy particular y muy especial.