Papu es un jugador diferente. Con sus pros y sus contras. Un jugador alejado del fútbol actual, donde prima la preparación física y la táctica por encima del resto de cosas. El fútbol se ha convertido en un deporte para atletas y analistas. Unos deben de desarrollar todo su potencial físico desde el campo y otros deben estudiar hasta el más mínimo detalle los errores propios y ajenos. En este fútbol al que muchos lo denominan «moderno» todavía existe una estirpe de jugadores que parecen sacados de otra época. Con el regate por bandera Papu puede presumir —o no— de pertenecer a este selecto grupo de jugadores anárquicos. Un grupo visto muchas veces por recelo y que se encuentra siempre en el punto de mira.
Papu es un jugador atípico
Encontrar un jugador con las características de Papu es una tarea más que complicada. Y que sean accesibles para el Real Zaragoza todavía más. El georgiano no es un jugador común, en ninguno de los aspectos. Para bien y para mal. Su buen regate y sus conducciones capaces de romper líneas con una facilidad pasmosa le convierten en un jugador al que le viene como anillo al dedo la etiqueta de «determinante». Unas características que se sostienen gracias a su pierna izquierda, con la cual ha anotado varios goles de muy bella factura. Y es que todos lo conocemos y sabemos de lo que puede ser capaz cuando recoge el balón en el costado derecho; conducción, regate y disparo al palo largo. Una y otra vez. Sin embargo, sus continuas lesiones y su deficiente estado de forma tras regresar no le han permitido rendir a un nivel óptimo durante la mayor parte de su estancia en Zaragoza.
José Luis Mendilibar, entrenador del Eibar, se pronunció recientemente sobre Fabián Orellana, uno de sus jugadores que perfectamente podrían entrar en el selecto club de los jugadores anárquicos: «Es un ratón verde colorado. No sabes cómo pillarle. Si tiene el día malo es un cabroncete. Le tienes que entender porque si no te puede mandar a tomar por saco y le pierdes y entonces es peor porque le pierdes. Nos da mucho». El jugador chileno se ha convertido en un intocable con Mendilibar, el cual supo cuidarle y tratarlo como lo que es, un jugador atípico, distinto al resto. El entrenador vasco supo encontrar la fórmula para sacar de él un rendimiento que ninguno de sus anteriores entrenadores había conseguido. Lo mismo que hizo Simeone con Griezmann, o Zidane con Gareth Bale. Porque, salvando las diferencias, Papu puede pertenecer a este selecto grupo, muy difícil de entender pero, a su vez, altamente cotizado.
Natxo González encontró la fórmula
Natxo González, con sus aciertos y errores, fue capaz de encontrar la mejor versión de Papu. Éste llegó a España sin conocer el idioma y dejando atrás un estilo de vida totalmente opuesto. Tras un largo periodo de adaptación en el que a Papu le costó ir entrando y teniendo protagonismo en las alineaciones del entrenador vasco, acabó convirtiéndose en un intocable. La histórica segunda vuelta del Real Zaragoza coincidió con su progresiva explosión, que culminó con un hattrick y una asistencia en tan sólo 58 minutos ante el Albacete. Natxo había conseguido sacar de un georgiano de 22 años un rendimiento que nadie había imaginado. Es más, confió en él para ser titular en los dos partidos ante el Numancia, en la promoción de ascenso.
Por contra, ningún otro entrenador que se haya sentado en el banquillo zaragocista ha conseguido entender de la misma forma a Papu. No lo consiguió Imanol Idiakez, tampoco Lucas Alcaraz. Y de momento, no lo está entendiendo Víctor Fernández. Natxo liberó de tareas defensivas a Papu. Entendió que si no se desgastaba en defensa su rendimiento en ataque sería mejor. Y así fue. Como mediapunta, por detrás de Borja Iglesias, Papu se despreocupó en cierta medida de sus obligaciones defensivas para aprovechar su explosividad y calidad en la faceta ofensiva, donde más puede aportar. Algo que sí ha conseguido explotar con su selección, donde cada día cobra más importancia
¿Socuéllamos como punto de inflexión?
Papu no está en la rampa de salida. Pero sí la está tentando tras su pobre rendimiento. Sin embargo, su intención no ha cambiado en absoluto. El jugador desea triunfar en Zaragoza, por lo que salir en invierno no lo contempla. Su gol en Socuéllamos para dar el pase al Real Zaragoza en la Copa del Rey le ha permitido quitarse una losa de encima. Su efusiva celebración cargada de rabia contenida fue el mayor ejemplo de que Papu no ha dicho su última palabra en el equipo maño. Con un rol secundario debido al buen rendimiento de sus compañeros en las últimas jornadas, Papu deberá aprovechar cada oportunidad de la misma forma que lo hizo en el Paquito Giménez.
Con el derbi aragonés en el horizonte, Víctor Fernández deberá barajar todas las opciones posibles. En un partido de tales características cualquier detalle puede ser determinante. Y para aprovechar tales detalles deberán aparecer los jugadores que puedan portar dicha etiqueta. La etiqueta de «determinante», la que suelen colgarse esos jugadores atípicos. Los jugadores anárquicos.