Los Bada Huesca Billère son (casi) un clásico de las pretemporadas. En verano y, ahora, en este invierno donde los ojos del balonmano nacional están en si España abrocha otra medalla para abrir otro ciclo de esperanza para este deporte. Pero a lo que vamos. Los de Nolasco acaban de imponerse al equipo francés y da así el último paso para lo que arranca el 2 de febrero con la vista del Nava al Palacio. Regresará la Asobal, arrancará la segunda vuelta y el llamado equipo revelación de la competición regular se prestará a firmar, como mínimo, lo hecho en la primera.
Eso sí, lo hecho para el recuerdo. Tocará edificar otra buena ronda de partidos. El triunfo contra el Billere ha dejado un buen sabor a Nolasco. Más por lo visto, que por el resultado. Matiz. Al técnico del Bada Huesca le suele importar entre cero y nada, los guarismos en los amistosos. Eso sí, prefiere ganar. Pero busca otras cosas, que se cumplan los objetivos marcados antes del inicio. Es decir, que su siete esté enchufado en defensa, que finalice las contras, que juegue buenos ataques, que reduzca las pérdidas de la redonda… Si además no se lesiona nadie, genial.
Con el armazón de lo que buscaba sobre el 40×20 conseguido, la derivada fue el dominio en el electrónico. El Bada Huesca marcó un 3-0 en los primeros cinco minutos, se retiró al descanso 4 arriba (16-12) y acabó imponiéndose 28-25. “Partidos así sirven para poner en práctica lo que hemos entrenado y que luego se aplica a un partido. Han salido bien las cosas así que fantástico”, subrayó Nolasco al término del encuentro.