El calendario para el inicio de la liga pasa rápido. Cada vez queda menos -nueve días para que el Éibar llegue a El Alcoraz- y el Huesca sigue en construcción. El mismo día que ha ensamblado piezas contra el Mallorca se anunció la llegada de dos jugadores: Ratiu y Buffarini. Bueno, el primero, oficial; el segundo, oficioso. Las dos son incorporaciones para una línea que ha perdido respecto a la pasada temporada a Galán y Maffeo -hoy en el Mallorca-, Gastón Silva parece que no seguirá, Siovas tiene otros pretendientes y Pulido se enmarca en el Expediente X de la temporada.
Los amistosos son lo que son y sirven para lo que sirven. Más cuando la seguridad es que el equipo con el que terminará Nacho Ambriz la temporada será distinto al de esta tarde en el IES Pirámide. Pero mientras llegan las piezas ha tocado medirse contra un ascendido a Primera División con lo justo. Tan solo 11 jugadores del primer equipo y el resto de la convocatoria de Ambriz con futuros.
Con un invitado así, lo mejor hubiera sido tener la plantilla más armada. Ahora tan solo se dibuja lo que el técnico quiere: presión alta, robar pronto tras perder la bola y verticalidad. A falta del resto de albañiles, los actuales son los que se tienen que empapar de esa propuesta de juego. Y de saque, el Huesca propuso un buen fútbol ante los mallorquines. Se plasmó en sacar el balón con criterio desde atrás, con paciencia, con movilidad al compás de Seoane y Rico quienes, lleguen los que lleguen, marcarán el paso al resto.
La propuesta de juego del Huesca ha ido mejorando. Nada que ver con lo que ofreció contra la Real Sociedad en los albores de la pretemporada. Quizá fue un rival excesivo. Si empezó con buen fútbol contra el Mallorca, sin balón, cuando le tocó ordenarse y encastillarse delante de Álvaro Fernández mostró mucho orden y eso, cuando hay tanto nuevo, es más que interesante. Eso sí, luego se desajustó ante cierto cabreo, no sin razón, del portero y ofreció segundas oportunidades a los de las baleares.
En una falta a Escriche -sigue de dulce-, de esas con barrerita y disposición para meterla por la escuadra, Ferreiro dibujó la jugada ensayada. No conectó con Mateu, pero bueno, cositas. Como la parada de Andrés a Baba. Un disparo de esos que te exige al máximo, al que respondió el murciano de forma excelente y que abrió el dominio del Mallorca sobre el Huesca.
Pero el fútbol es así. Mateu se llevó un balón a la salida de un córner. Se marcó un dominio de 50 metros que terminó con un centro de Joaquín cortado en el área con la mano por un jugador mallorquín. Seoane engañó perfectamente a Reina que se tiró a la izquierda mientras el esférico entraba por su derecha. 21 minutos jugados, con muchas cosas hechas ya sobre el campo y con el mercurio castigando.
En partidos así, los recambios son más que necesarios, el fútbol en agosto por estos lares también está sujeto a la derivada del calor y se quiera o no, la factura del esfuerzo es más que evidente. El baile de cambios para el segundo acto lo abrió el Mallorca y se puso pronto a marcar el paso. Apretó, sujetó más al Huesca y el equipo de Ambriz sufrió.
El Mallorca encorsetó la salida de balón del Huesca lo que era peligroso y a llegar a línea de fondo, lo que aún era más. Eso sí, también se le abrieron un poquito las costuras. Sin llegar al 60, una contra le pudo costar el 2-0. Oliván llevó el balón a la madera y alimentó el empate de un amistoso que seguía dejando señales más que ilusionantes de los de Ambriz. Respondió Joaquín Muñoz que salvó Reina cuando parecía imposible. Eran minutos de la alegría del caos, cuando el aficionado sin bufanda se divierte y el entrenador, en este caso los dos, sufre.
Sacudido los minutos de presión, el Huesca se rearmó y dominó en el último tramo. Y esto también era bueno. Sin apenas cambios, más allá de la entrada de Nwakali por un Lombardo que poco dejó ver y de Barba por Joaquín Muñoz, el Huesca ofrecía fútbol, escondía la bola y se manejaba con aplomo.
Seoane y Escriche se fueron a falta de seis minutos de terminar. En El Alcoraz y con público hubiera sido entre aplausos, pero bueno ya habrá tiempo para hacerlo. Los últimos minutos sirvieron para que el Huesca se defendiera sin contemplaciones cuando debía hacerlo y con control cuando pudo. Al final, otra victoria, queda el Tudelano y a por el Éibar.