El Real Zaragoza no ha ascendido aún. De hecho quedan diecinueve jornadas en las que pueden pasar de todo; sin embargo, los ánimos tanto en la ciudad como en el vestuario del Zaragoza después de vencer a Las Palmas, están por los aires tras cosechar la cuarta victoria en los últimos cinco partidos de liga. Víctor Fernández quiso ser precavido en cuanto a festejos se refiere, porque aunque bien es cierto que los tres puntos son importantísimos de cara a la segunda vuelta, no se ha logrado nada todavía y pensar lo contrario sería una insensatez. No obstante, a nadie se le escapa que las sensaciones y resultados que está dejando el equipo en lo que llevamos de temporada invitan al mayor de los optimismos.
El guion se repite de nuevo
Algunos sufrirían un déjà vu ante Las Palmas debido a las múltiples similitudes entre el escenario que se vivió hace mes y medio en el campo del Rayo. El autor del gol fue el mismo, la forma de anotarlo también y el transcurso del partido, si no es igual, muy parecido. Y es que el Zaragoza está acostumbrando a su afición a ganar partidos enmarañados en los que no es el claro dominador durante los noventa minutos.
El de Las Palmas no fue un partido más. Metidos de lleno en una buena dinámica de resultados tras el pase a 1/16 de la Copa del Rey hace tan solo cuatro días, el equipo salió al terreno como un claro candidato al ascenso de categoría. Lo importante del choque radica en la forma en la discurrió: una primera parte soporífera en la que la igualdad fue la protagonista; y una segunda parte abierta llena de ocasiones para los dos equipos, con el Real Zaragoza atrás y Las Palmas manejando el esférico en campo zaragocista a través de un omnipresente Pedri.
Temporadas atrás, el resultado hubiera sido posiblemente una derrota ante un equipo que te domina y te hace sufrir. Pero esta temporada no fue así. Victoria por la mínima mostrando seguridad atrás cimentada en Cristian Álvarez, y creando peligro cuando se pisa área rival.
Variación del sistema
Ante la baja de Soro, Kagawa se erigió como el principal sustituto. Su posición al inicio fue lo que varió el juego del equipo con respecto a partidos anteriores. Situándose por detrás de Luis Suárez, empujó a Puado a la banda derecha, posición inédita para él con Víctor, en la que poco pudo mostrar.
Con este 4-2-3-1 el equipo se vio menos punzante y directo, con la única ventaja de contar con un hombre más en una salida de balón que resultó estéril. Además de la siempre recurrente opción del balón largo hacia Suárez para que este se pelee con los centrales, la banda de James y Nieto fue el principal foco de ataque del Zaragoza dotando al equipo de algo de profundidad. James se mostró muy activo y buscó en repetidas ocasiones tanto el centro como el balón al hueco para Suárez. En el otro costado, Vigaray y Puado apenas aportaron durante la primera parte. Mientras, Eguaras y Raúl Guti no fueron capaces de tejer una red de pases suficiente para dotar al equipo de consistencia y posicionamiento ofensivo en campo rival, centrándose sobre todo en el robo de balón.
Ya en la segunda parte, el cambio de Álex por Kagawa supuso la vuelta al esquema original. Puado y Suárez volvían al frente de ataque en favor de la verticalidad y mordiente del equipo. Las ocasiones mañas se empezaron a contabilizar, con una clarísima de Puado, y con la jugada que provocó el penalti a favor del Zaragoza ante Las Palmas.
Sufrir hasta el final
El Real Zaragoza se doctoró en el césped del Estadio de Gran Canaria ante Las Pamas, un rival bien organizado y con calidad arriba. La determinación de ambas zagas mantuvo el partido enquistado durante muchos minutos hasta que la fatiga enarboló los sistemas. Las concesiones de los centrales del Zaragoza fueron mínimas, destacando Atienza achicando agua y jerarquizando el posicionamiento defensivo. Todo ello junto al don de saber sufrir y dejar madurar los partidos que está interiorizando a las mil maravillas el Real Zaragoza, se llegó hasta el final con opciones de todo.
El destino o la mera casualidad hicieron que cuando a falta de diez minutos para finalizar el partido Luis Suárez provocase su enésimo penalti a favor, el capitán y especialista en los once metros del equipo, Javi Ros, estuviese listo para salir y anotar la pena máxima concedida. De ese modo llegó el ansiado premio para el Zaragoza después de saber sufrir en un campo complicado. Victoria importantísima para reafirmar al Real Zaragoza, de esas que valen ascensos.