Pau Sans es el último descubrimiento de la cantera del Real Zaragoza, la perla más preciada en la Ciudad Deportiva. El club se acaba de asegurar su renovación, un vínculo que se extenderá cuatro temporadas. Autor de 16 goles en División de Honor Juvenil, Fran Escribá le ha reclutado esta semana para cubrir las bajas del primer equipo en ataque. Sin Mollejo ni Azón ni Bermejo, hay quién cree que el duelo ante el Alavés puede ser el contexto perfecto para su estreno. Escribá sonríe ante los primeros pasos de Pau Sans, valora su instinto y los recursos de un niño con sueños de gigante.
Pau Sans nació en Zaragoza en 2004. Su padre, Carlos Sans, natural de Manresa, se asentó en la ciudad junto a Mónica López, profesora en el Colegio Escolapias Pompiliano. El fútbol y el Real Zaragoza siempre formaron parte de la vida de los Sans. Álex Sans, el hermano mayor de Pau, fue el delantero titular en una quinta que se recuerda con especial cariño en la Ciudad Deportiva. Francho Serrano, Miguel Puche, Andrés Borge o Guillermo Acín formaban parte de aquel equipo. Tres años más joven que ellos, Pau solo pensaba en fútbol. Jugaba en la calle y en la pista, en partidos improvisados que no acababan nunca.
Pau Sans, fútbol de calle en el Real Zaragoza
Pau aprendió muchos de sus trucos en el barrio de Valdefierro. El fútbol era una fiesta, un lugar de reunión para los niños en tardes que siempre parecieron de verano. Pau Sans se acostumbró a jugar contra chicos mayores que él y compensó la diferencia física con ingenio y desparpajo. Pau era menudo y liviano, pero estaba lleno de entusiasmo y de ambición. Su padre y él patentaron un juego singular: El Larguero. Era una variante de 1 contra 1 y el punto de partida era un choque del balón contra el larguero. Allí, en ese ensayo constante, Pau Sans desarrolló su destreza en espacios reducidos, el don de la intuición, un talento que parte de la calle.
Pau calcó el camino de su hermano y desde el Amistad llegó al Zaragoza en categoría Infantil. Nunca renunció a sus orígenes y sus secretos. Sus amigos y los que compartieron esos partidos espontáneos destacan la bondad y la nobleza del último hallazgo de La Ciudad Deportiva. Los años pasaron y el chico mantuvo las cualidades que le hacen distinto: escurridizo, veloz y con una facilidad innata para marcar. Evolucionó en el plano físico y completó su aprendizaje en el fútbol de formación, pero fue capaz de incorporar a la academia esa picardía que solo da el barrio.
Sans lidera con goles al División de Honor Juvenil de Javier Garcés, ya ha debutado con el filial y sueña con su estreno en La Romareda. Autor de cinco goles en un solo partido en octubre, Francho Serrano le arropa y le aconseja ahora en el primer equipo. La afición escucha el último rumor de su cantera. Mientras tanto, Escribá atiende a los progresos de un joven delantero que siempre quiso parecerse a Diego Milito.
Pau Sans es el talento que viene, el niño que quiere volar.