ZARAGOZA | En el minuto 73 de partido, todo parecía perdido. El Tenerife no sufría ante los intentos del Zaragoza y el equipo de Víctor Fernández no generaba superioridades ni ventajas en sus ataques. El grupo estaba en un punto muerto, incapaz de superar a un colista en inferioridad. El encuentro estaba para un arrebato, para un acto de fe. Y allí apareció Pau Sans, insolente, con su fútbol de barrio y sus recursos de calle. Se alejó de la banda en una carrera de obstáculos y salvó cuatro defensores en tres regates. Sans recordó donde había empezado todo. Fue el niño que juega a sol y sombra, en porterías improvisadas y partidos que nunca acababan. El futbolista en ciernes que se hace el sordo cuando su madre lo llama desde la ventana, el chico que vuelve siempre a los recreos.
Pau Sans desbordó a medio Tenerife con su carrera, llevó el balón a su zurda en su zigzag y el rechace de su disparo lo aprovechó Bazdar para marcar. También había pachangas en Serbia, partidos en los que aprendes no solo qué hacer con la pelota, sino a entender el sitio en el que la vas a encontrar. El Zaragoza rompió en esa jugada la resistencia del Tenerife y remontó más tarde, por el carril de la épica. El triunfo no se entendió sin la segunda unidad, con Toni Moya e Iván Azón en el principio y el fin del segundo gol. Tampoco sin el liderazgo ejemplar de Lluís López o, por encima de todo, sin el talento y el oportunismo de Bazdar. Pero se explicó mejor a través de Pau Sans, un futbolista con ángel y un niño con estrella.
Soy Pau Sans y esto es lo que hago
Víctor Fernández ha utilizado el recurso de Pau Sans para cambiar otros partidos, ante Cartagena o Racing de Santander como mejores ejemplos. Modificó el contexto en las dos ocasiones, aunque el resultado acompañó en Cartagonova y no en La Romareda. Frente al Racing de Santander calcó a su manera una jugada que se explica desde la improvisación, desde el fútbol original. El árbitro estropeó su obra con una decisión correcta e invalidó una de esas acciones por las que merece la pena pagar una entrada. Sans volvió a mejorar el panorama de un Zaragoza atascado, pero Víctor Fernández repasó una consigna que no se había cumplido.
La contó Santi Saéz, siempre muy próximo a la información. La instrucción de Víctor Fernández era que el canterano buscara los centros, para llenar el área de remates. Pau Sans se dejó llevar por su instinto e hizo lo que mejor sabe hacer. De los 10 balones que tocó, solo centró uno. El resto del tiempo amenazó al Racing con su descaro, con el fútbol pícaro que le define. La elección de Sans no le gustó del todo a su técnico, según trasladó el periodista de la Cadena Ser. Quizá le recordó que había hecho bien las cosas, sin hacerle a él demasiado caso.
Frente al Tenerife, el Real Zaragoza necesitaba un futbolista que jugara sin mirar el reloj, que creyera más en el instinto que en la pizarra. Víctor Fernández eligió a Pau Sans, que puso el partido boca abajo en una sola acción. Al acabar el duelo nadie le pidió centros. Si lo hubiera hecho, el canterano hubiera descubierto la sonrisa del niño que siempre será. Y habría dejado que una jugada lo explicara todo, con el poder de una sola frase: “Soy Pau y esto es lo que hago”.
Por favor,Sr.Cordero…renovacion ya para Pau Sans,Francho,Iván Azon, y Marc Aguado….ha quedado demostrado una vez más… Que el Zaragoza sin los canteranos no es nadie….Es que no lo ve????