A pesar de llegar con el respiro de la victoria del pasado domingo, el Real Zaragoza fue incapaz de puntuar en Almería. Dos detalles (errores) en cada área impidieron mantener la portería a cero y perforar la meta contraria. Resultado, 1-0 en contra.
Iván Martínez planteó un 4-4-2 muy clarividente y que tenía el objetivo de presionar muy arriba. Dificultar la salida de balón del Almería (uno de los tres equipos de la Liga que más pases por abajo da) y de esta manera tener la portería más cerca a través del robo adelantado. El Real Zaragoza cuajó una gran primera mitad en base a esta premisa.
Además el juego fluyó con mucha sencillez por momentos. La U.D Almería no ajustó bien la marca sobre Iñigo Eguaras, quien jugó con una libertad poco habitual en Segunda División. Con ello exhibió su facilidad para jugar siempre hacia delante y encontró en Francho Serrano un socio magnífico. Muchas veces muy alejado de él, puesto que el canterano aragonés regala constantes desmarques muy inteligentes que mejoran el sentido ofensivo de las jugadas.
La juventud al poder
Mientras tanto Iván Azón seguía peleando con todos los contrarios. Sin una finura excelsa en sus acciones, su energía contagia. Gran parte de la afición del Real Zaragoza por primera vez en muchos meses se está pudiendo identificar con su equipo, esencialmente por el papel de los jóvenes aragoneses que brotan en periodo de sequía.
El Real Zaragoza no pudo atravesar la portería del Almería. Y lo pagó. De nuevo un error suicida, en este caso de Jair Amador, que regaló un contragolpe con una pérdida de balón evitable (poco después cedió otra) significó un gol del rival. Sadiq se plantó mano a mano y definió con una sutileza poco vista en la categoría. El Almería tiene un delantero brillante en sus filas.
Al Real Zaragoza le volvió a faltar calidad
La diferencia de calidad entre ambas plantillas marcó el resultado. No solo Sadiq, sino cualquiera de los cuatro atacantes mostró más capacidad individual que los de un Real Zaragoza con equilibrio colectivo pero con ausencia de finura en los últimos metros. La ridícula imagen una vez más del Toro Fernández fallando en el segundo palo demuestra la ausencia de gol en el conjunto maño.
El Real Zaragoza sigue pagando los vicios de una plantilla con numerosas fugas. La presencia de Jair Amador, torre emergente en área propia para el despeje, pero con una tendencia al error fatídica, el atropello constante de un Zanimacchia que a pesar de sus buenas intenciones no termina de arrancar, la participación testimonial de Vuckic o la relación rota del Toro con el gol, dejan un techo muy bajo. Los fichajes que debían dar un impulso en verano siguen sin responder e Iván Martínez, apoyado cada vez más en la base juvenil (apareció Carbonell) justificó en rueda de prensa que el nivel individual penaliza al Real Zaragoza en las áreas.