En un terreno más ancho que de costumbre los azulgranas no se movieron bien y sufrieron en una medular partida. Sin Sastre y solo con una banda, ganó el que mejor corrió.
Con Anquela no se puede acertar. Siempre te sale por uno u otro lado, sea mejor o peor para su equipo. Vadillo y Ferreiro volvieron a quedarse en el banco para que Sastre actuase de nuevo y lo hiciese junto a Aguilera y Melero. La llegada del balear supondría que alguno de los cinco intocables hasta enero se quedase fuera, y las bandas han sido las perjudicadas. Con todos al completo y la presencia de los tres centrcampistas el 4-3-3 (Alexander en derecha y Samu en izquierda) se dio lugar, aunque desdibujado, ineficiente.
Porque en el triángulo asimétrico encabezado por Aguilera, era Melero quien ocupaba la zona del interior izquierdo y, Sastre, la del derecho, con el madrileño más suelto y liberado y, el balear, de menor recorrido que el primero, más cercano al bueno de Juan. A priori no debería haber problema con ello; sin embargo, en dicha disposición no existe la más pura mediapunta y, en cuanto a futbolistas, el propio Lluís ya no es el que era. Así, Aguilera sufrió mucho en un Huesca perdido que abogó por la presión alta cuando el Córdoba salía jugando pero que saltaba tarde y desordenado. Un equipo, al de Anquela que, demasiado separado entre sí, le costaba regresar cuando los de Carrión superaban mediante balón.
Además, los azulgranas no eran capaces de retener el esférico, de protegerese a su alrededor; de dejar de correr y comenzar a pensar, porque Alexander lo impedía y porque Sastre se pecipitaba en la toma de decisión. Todavía se le espera. El de Binissalem fue sustituido por Vadillo (61′) cuando el Huesca se encontró; cuando se decidió a hacer más, a parecerse a él mismo. Con el gaditano en la izquierda, Samu Sáiz pasó a jugar por dentro y, Alexander, en derecha, donde no se compenetra con Akapo. El ecuato-guineano necesita de un futbolista desequilibrante, de uno contra uno, que rompa hacia dentro. El venezolano lo anula, pues Alexander es de recorrido, de llegar y centrar, de irse hacia fuera. No es jugón y a Akapo le resta esa exquisita profundidad (capacidad ofensiva) que posee el lateral.
Por ello, sin la incorporación de Akapo y sin la de Soriano, porque este no la tiene. Y a correr. El Córdoba se fue arriba ante un Huesca mejor plantado por la posición de sus futbolistas y porque los mismos sabían cuándo saltar, cuándo cerrarle la línea de pase al rival o cuándo mantenerse. Samu hizo estragos con espacios e, iluminado, mató al Córdoba y no con goles. A base de pases, el rubio no dejaba de picar al Córdoba manteniendo la posesión en campo rival, tocándola con Melero o apoyándose en Soriano. El Huesca iba creciendo poco a poco y se supo superior cuando su rival se quedó con 10.
El primer gol y el contratiempo que sufrió Íñigo obligaron a Anquela a tomar un solo camino, el único posible. Jair (80′) para suplir a su compañero en la zaga y Vinícius (84′) para hacer lo propio con el único delantero azulgrana sobre el verde, Borja Lázaro. Un contexto ya muy favorable que no entendió de sorpresas aunque, si alguna se hubiese producido, estaba Herrera. Manera inmejorable de volver, pero Anquela no encaja las piezas en una plantilla a la que le sobran maneras.
El tem de los egos es lo más difícil de dirigir un vestuario, os habéis fijado los abrazos de los jugadores del campo con los del banquillo y cuerpo técnico????? A mí se me disipa cualquier duda de mal rollo en el vestuario. Creo que Anquela es justo, que volveremos a ese planteamiento que tan bien resultado ha dado. A bandas y a Un Samu libre, decís que Samu ha pasado un bache, yo creo que el cambio de esquema no le ha dejado jugar, y a mí Vadillo siempre me ha gustado muchísimo, creo que volverá a su puesto, y creo que Ferreiro lo hizo fenomenal y debería tener tb, poco a poco, el lugar que tuvo. Todo esto por supuesto es opinable, y Anquela decidirá, pero espero volver a nuestro sistema “ideal”, ahora que ya están todos. Con ese sistema se jugó MUY MUY bien, yo volvería a el, hoy nos ha vuelto a funcionar. Ah!!!! Sr. Carrión, lamentó mucho la situación por la que están pasando, pero el que le haya dicho que Aguza no le tocó, o es un forofo o le quiso quitar hierro a la falta de cabeza de su jugador. Suerte al Córdoba y a luchar.
Yo no coincido contigo en tu última afirmación. Al menos, no del todo.
Para mí, y lo dije en su momento, el equipo estaba hecho antes de abrir el mercado de invierno. La llegada de Sastre, supongo que ya decidida desde el verano, con todo hecho para su incorporación en enero, ha sido un problema para el equipo. Y no digo que sea culpa suya, evidentemente. Pero si se le ha de hacer jugar, hay que quitar a alguien, de los que ya funcionaban. Y eso rompe inercias, esquemas de juego, abre la brecha en el ego de quienes lo hacían bien y se ven desplazados. Porque no es del todo justo, pienso,
Y Anquela tiene que mover sus cartas, hacer equilibrios con sus jugadores y en sus decisiones. Ya no solo en colocar una ficha u otra, sino en variar posiciones. Y hoy se ha demostrado que un leve movimiento hace que uno mismo esté apagado o rompa el partido (caso de Samu, como dices en tu comentario). Entre los jugadores se crean “sociedades” (excelente la de Vadillo-Samu-Ferreiro, por ejemplo, y no tanto la de Samu con Borja, al que no busca demasiado) y un ligero cambio hace que todo se complique, caigamos en la vulnerabilidad y la vulgaridad.
Si a eso añadimos, a fuerza de ser sinceros y honestos, que en los primeros partidos de enero no estuvimos claros y además hubo sanciones de jugadores claves por las tarjetas. nos llevan a la conclusión de que Anquela hubo de variar por fuerza su planteamiento. Y la llegada, además, de Vinícius, que ha de jugar por fuerza. Y otra, más peliaguda pero no menos importante: el enfado y malas caras de cierto sector del vestuario, con alguna dejadez por su parte.
Yo tengo claro que Anquela está madurando y probando diferentes posibilidades. No sé cuál será la mejor, pero las circunstancias le obligan. Y no va tan desencaminado, creo yo. Por tanto, yo apuesto por depositar toda la confianza en sus actos y dejarle hacer. Y exigir, eso sí, a todo el vestuario (especialmente a quienes puedan estar algo molestos) su profesionalidad, compromiso y entrega. Si no se juega siempre, al menos cuando salen a dejar el alma y mirar de quitarle el puesto a quien lo tiene.
Dejémosle trabajar en paz, con calma. La teoría está muy bien, la plantilla es buena y de calidad, pero el fútbol no es una progresión matemática, dos y dos no siempre son cuatro. La realidad, cómo encajan los jugadores sobre el campo y cómo se asocian, cómo ponen en juego las indicaciones del míster y cómo es el resultado… no siempre coinciden con lo que se tenía pensado, con el planteamiento previo. Los primeros meses de competición fueron buenos, en general, con algún partido malo. Pues miremos de volver a ello, pero sin presionar.
Por supuesto, y la intención no es la de presionar ni mucho menos. Y, en este caso, me pongo del lado de Anquela porque, con todos ya disponibles (como bien indicas, ni lesiones ni sanciones), el míster ha de decidir. Aguilera, Melero, Samu, Vadillo, Ferreiro y Sastre, y Alexander si me apuras. Seis (o siete) futbolistas para cinco puestos, y ya no solo eso, sino lo que es más importante: que Aguilera y Melero deben soportar la competencia de una experiencia que todavía tiene mucho por decir: Sastre. Porque Bambock es inferior a ellos y David López “se lo toma con calma”.
Ahí esta el “kit” la cuestión. El partido en Córdoba y todos los que resten. En el 4-2-3-1 (o algo similar pero con dos mediocentros, y no con uno), decidir entre dos de los tres (Melero, Aguilera y Sastre). O, como en Córdoba, apostar por los tres, cosa que creo no ha funcionado y que, personalmente, a mí no me ha gustado ni convencido (he explicado el por qué).
La cuestión o el debate me parece buenísimo, interesantísimo. Como pieza particular, en uno solo, Sastre me parece un pedazo de futbolista, pero que ya no tiene el “problema” de encajar en el Huesca, sino de encajar en este Huesca, en el Huesca de Melero y Aguilera. Porque Sastre hizo maravillas en ‘su’ Huesca, en el que él jugaba, guiaba, mandaba. Y ahora, eso es cosa, sobre todo, de Melero. Entonces, como pieza que ha de sumar a un colectivo… tengo muchísimas dudas por lo que he comentado.
Y repito, no dudo de la clase ni del talento de Sastre, si no de si será capaz de aportárselo al equipo sin que este pierda el buen hacer que le ha caracterizado. En conclusión: ¿será capaz Anquela de lograr que Sastre ponga todo su fútbol al servicio de un equipo que lideran Melero y Aguilera (y del que no pueden salir)? Brutal me parece esto… veremos cómo lo resuelve el míster porque yo, por lo pronto… no tengo respuesta.