No me negarán que la disputa sin sentido que ha supuesto enfrentar a dos entidades (SD Huesca y Hospital San Jorge) tan dispares en el lanzamiento del cohete en las próximas fiestas de San Lorenzo. Perfectamente se podría haber evitado.
No es por sacar la cara a la SD Huesca, quien por lo visto tendrá que ganar la Primera División para que merezca tal reconocimiento. Aún así, dudo de si algún miembro de la corporación municipal pensará dejar de nuevo la decisión a la ciudadanía, que ellos bastante tienen con incorporarse cada día a su puesto de trabajo.
Voy a lanzar una pregunta muy sencilla al viento y sigo con mis razones: ¿alguien en su sano juicio cree que el 50 aniversario de nuestro Hospital San Jorge no merece un reconocimiento sin tener que ganar una votación?
El caso de la SD Huesca no es muy diferente, y no voy a poner los méritos en una balanza, no se trata de eso. Es la segunda vez que vemos al club que lleva el nombre de la ciudad por toda España enfrentado a un “adversario”. Al menos así lo quieren hacer ver. Señores y señoras trabajadores públicos del ayuntamiento, el Huesca ha logrado algo muy complejo. Los habitantes de esta ciudad sienten orgullo por ese escudo, se sienten identificados, dicen que “son del Huesca” y lucen con la cabeza bien alta las camisetas azulgranas a lo largo de toda la geografía nacional y parte del extranjero. Miles de personas se ilusionan cada fin de semana, cada día, con su equipo; sienten la pasión de algo que les une. ¿Acaso eso no merece un reconocimiento a quién lo genera?
En este caso, y con permiso de la Asociación de Danzantes de Huesca a la cual tengo mucho respeto y cariño, diré que ambas instituciones en disputa popular tenían cabida para recibir su merecido reconocimiento en estas Fiestas. El uno por sus 50 años al servicio de la sanidad pública; el otro por ser una fuente de ilusiones, tan escasas de encontrar en estos días que vivimos.
Yo, sinceramente, huyo de toda la corriente que busca problemas donde no los hay. Pero permítanme que me una a la crítica de Jóse Luís Ortas sobre la votación popular como forma de designación. Con quien también comulgo en este sentido es con el actual presidente de la entidad azulgrana, Agustín Lasaosa. Su frase del pasado año lo dejó muy claro: “Voten al GREIM, esta gente salva vidas”, pues eso.
Si fuese médico recetaría una lección de sentido común para aquellos que representando a la ciudadanía, cortejan en nuestras instituciones con la ley del mínimo esfuerzo: “Si algo se debe decidir que sean otros los que lo hagan; y si es por decisión popular, mejor. Si alguno se debe equivocar que no seamos nosotros“. En lo que quizá no hayan caído todavía, es que ya lo han hecho y por segundo año consecutivo.