ZARAGOZA | El Real Zaragoza logró el triunfo en Cartagena y firma un pleno en el inicio de la competición. Sufrió de nuevo, pero supo conservar la ventaja y esperar la sentencia de Víctor Mollejo. Supo frenar la lluvia de ataques del Cartagena y se alió con los palos y la suerte. Los resultados definen las temporadas y el Zaragoza cuenta todos sus partidos por victorias.
Cristian Álvarez (7´5): Seguro por alto y por bajo, perdió su imbatibilidad en una acción en la que no pudo hacer mucho más. Blocó todos los intentos del Cartagena, sobrio en cada uno de los centros. Voló en su mejor acción, en una parada que escribió a mano cambiada.
Fran Gámez (6): Confuso en ataque, el Cartagena encontró su lugar en el partido por su banda. Las ayudas de Bermejo mejoraron el panorama, pero Gámez se conformó con ser un defensor correcto, sin demasiados alardes.
Santiago Mouriño (7´5): Contundente al cruce, el Cartagena le exigió pronto. El uruguayo se perfiló bien y se mostró seguro en la defensa del área. Si tiene algún defecto con el balón, lo compensa con unas condiciones físicas privilegiadas.
Jair Amador (8´5): Puede ser un rascacielos y el camión de la basura. El Zaragoza se fía de él, capaz de sostener al equipo en su guarida. Gigante.
Carlos Nieto (8): Protagonista en el gol de Manu Vallejo, profundizó y afinó en el centro. En el poco tiempo que estuvo en el partido cumplió con una ley no escrita: fiche quien fiche el Zaragoza para su perfil, Carlos Nieto es la opción más segura. Una lesión preocupante le retiró del campo.
Marc Aguado (7): Inteligente en la táctica, lee el mapa completo del partido. Replegó y recuperó a tiempo. En el inicio del juego, quizá le faltan acompañantes, jugadores que hablen su mismo lenguaje.
Toni Moya (6´5): Correcto y aseado, pero sin demasiado brillo en el juego. Apareció, eso sí, como un buen figurante en los dos primeros goles del Real Zaragoza. Perdió pie en la segunda mitad.
Maikel Mesa (6): Lejos del gol, no se encuentra tan cómodo ni se parece a sí mismo. A pesar de su punto de partida, no hubo grandes huellas suyas en el área. Ayudó en la circulación y trabajó en la disputa.
Sergio Bermejo (6): Tímido, no se soltó en ataque y se conformó con poco. Está lejos de ser el jugador que fue en el tramo final de la pasada campaña.
Manu Vallejo (7´5): Se estrenó pronto, en la suerte que mejor maneja: el gol. Apareció indetectable en la zona de remate y ayudó al equipo el resto del tiempo. Parte desde la banda, pero su fútbol se entiende mucho mejor en el área.
Sinan Bakis (7): Se soltó en la segunda mitad, en el juego, el regate y el remate. Ayudó como siempre al colectivo y además le añadió pólvora a todas sus jugadas. Quiso para él una acción que era para el resto, pero puso a prueba a Marc Martínez. Busca el gol que le termine de liberar.
Cambios del Real Zaragoza:
Quentin Lecoeuche (6´5): Veloz en tramos cortos, guardó su banda, ante un equipo que atacó mucho mejor por fuera. Sufrió en algún tramo y corrigió bien el resto del tiempo.
Víctor Mollejo (7): Firmó el gol de la tranquilidad y de la sentencia. Se adapta bien al rol que le ha designado Escribá. Es un jugador de equipo y en su tanto fue el más listo de la clase.
Francho Serrano (6´5): Le dio al Zaragoza recorrido y posesión. Con la ventaja del equipo en la mochila, Francho permitió que el Zaragoza defendiera con balón. Sabe ser cabeza de cartel y un perfecto secundario.
Germán Valera (6): Se esperaba que le diera al equipo más velocidad de la que pudo darle. En sus pocos intentos, apenas desbordó. Quizá le afecta el golpe que le ha tenido apartado toda la semana.
Jaume Grau (6´5): El Zaragoza necesitaba el balón y Grau le dio más sentido a todas las jugadas. Fino en el pase, hizo el juego mucho más fácil y sencillo.
Entrenador
Fran Escribá (7): Arriesgó con Mouriño y descubrió a un central prometedor y de garantías. La siguiente de sus apuestas terminó con el gol de Manu Vallejo. En la segunda mitad, cuando el partido apuntaba al empate, eligió bien el momento de sus cambios. El Zaragoza había reculado en exceso y sus movimientos le dieron la oportunidad de recuperar el balón, la pauta más necesaria. Su equipo sigue acumulando récords, empeñado en competir más que en jugar bonito. Sabe sufrir y vence también en los días grises, como si le tuviera una especial fe a todas sus victorias. Fiable y ganador, vence todo lo que ha jugado hasta la fecha. En sus primeros pasos, el Real Zaragoza aprovecha una inercia feliz: hasta ser ahora un candidato a todo. Su pleno al quince lo demuestra mejor que ninguna otra cosa.