Una historia de superación protagonizada por María Petit y con el respaldo de los hermanos Pou en el Valle de Benasque. La escalada en hielo es quizá una de las más exigentes. Requiere de una técnica especial, de ‘entender’ el hielo. Es la escalada más efímera. Depende de factores como el frío y la humedad; unos inviernos se puede hacer otros no. Difícil encontrar dos paredes iguales en el mismo sitio. Si a eso añades que la protagonista es invidente todo se complica a la par que se engrandece,
María Petit fue la gran protagonista de una actividad promovida por La Sportiva y Petzl. Con la ayuda de los guías de Cim Project y los hermanos alaveses arrancó una aventura de quilates. “Verla meterse en esa pared helada totalmente vertical, adentrarse en lo desconocido mientras caían cascotes de hielo y no inmutarse y mantener la sonrisa como si no pasase nada, ha sido algo increíble. La verdad es que nos hemos quedado sin palabras”, señalan los Pou.
El hecho de que la escaladora catalana sea invidente subía el grado de dificultad. Más aún cuando hubo que hacer la aproximación a las cascadas de Aigualluts. Una aproximación que con esquís y con todas las facultades físicas supone un par de horas. Petit lo hizo andando. Y le dio tiempo a llegar a pie de vía, escalar y regresar a Llanos del Hospital desde donde habían partido.
Los Pou han querido dejar pasar unos días, digerir lo hecho para poner en valor la experiencia. Y su reflexión es clara: “Muchas veces cuando haces cosas de estas, piensas que lo haces por la otra persona, en este caso por María. Pero poco después te das cuenta de que nada más lejos de la realidad. Tú piensas que lo haces por ella, pero resulta que portándote bien con los demás, al primero que le hace sentir bien es a ti, y ver esa sonrisa y esa motivación en una persona que está más impedida en la vida, hace que mires las cosas de manera diferente, y sobre todo que te quejes menos y afrontes tus ‘pequeños problemas diarios’ de otra manera”.
María Petit es una de las fieles seguidoras de los Pou, una de las cordadas más potentes en el mundo de la escalada, y a raíz de ello se gestó la posibilidad de compartir aventura. “Nos sigue desde hace mucho tiempo, le gusta nuestra actitud, nos ve los vídeos lo que nos dejó perplejos y le preguntamos cómo lo hacía si es invidente y nos contestó que escucha la voz y se imagina nuestras caras como cuando lees un libro y te imaginas cómo son los protagonistas”, señalan. Ni que decir tiene que la respuesta dejó perplejo a los alaveses. “Cuando parece que el que ibas de profesor eras tú, de repente te das cuenta, que como casi sin querer, estás aprendiendo muchísimas cosas, y acabas la jornada feliz y con una sonrisa en la boca viendo las lecciones”.
María Petit no es ajena al deporte. Ni mucho menos. Es montañera habitual, practica triatlón y es una buena lectora.