ZARAGOZA| Corría el minuto 97 en El Molinón cuando Poussin decidió echar el balón al suelo. Insua, en un gesto de pícaro, aguardó detrás del francés y encontró el premio. A partir de aquello, el portero zaragocista ya no volvió a levantar cabeza. Errores que costaron puntos frente al Alcorcón y la clasificación contra el Azteneta de 3RFEF acabaron dando la puntilla a un tipo que no volvió a defender los palos de La Romareda. Ahora todo esto ha cambiado. Cual Ave Fénix, Poussin ha resurgido de sus cenizas casi de forma milagrosa y en este momento de la temporada es el pilar fundamental en el que se sostiene el equipo de Víctor Fernández.
El miedo, la presión y la inseguridad le ganaron la batalla al francés. Con Cristian Álvarez entre algodones, Juan Carlos Cordero tuvo que recurrir al mercado para solventar el problema en la portería. Llegó a Zaragoza Édgar Badia y estuvo cerca de salir Poussin al Albacete. Aquello hubiera cambiado el guion de una película con tintes de tragedia y de superación. La biografía que hoy escribe Gaëtan se entiende a través de pequeños detalles que hicieron la diferencia y uno de ellos fue su salida frustrada hacia tierras manchegas.
El ex del Girondins de Bourdeus decidió esperar -como en un momento de la historia pudo hacer Insua tras su espalda- e intentar redimirse de golpes que dejarían en la lona a muchos futbolistas. El contexto nunca le ayudó tampoco. En Zaragoza, donde La Romareda es un escenario que castiga pronto, la redención de Poussin era algo prácticamente utópico. En un alarde de incluso heroicidad, el portero galo no abandonó y luchó por ganarse un puesto.
Este verano, el dilema de la meta zaragocista parecía ser el aspecto más difícil a resolver, pero alguien siempre se mostró fiel a sus ideas: Víctor Fernández. Descubrió en pretemporada a un tipo renovado, con la cabeza limpia y con un nivel por encima de lo que había ofrecido hasta ese momento. Ante la incredulidad de no firmar a Badia, el entrenador zaragozano se mantuvo firme y decidió apostar por darle una segunda oportunidad al portero francés.
Este sábado y tras casi justo un año, el camino de Poussin se topa otra vez con El Molinón. El lugar en el que cayó a lo más profundo del pozo. Pero esta vez el guion de la película lo escribe otro futbolista completamente distinto, un futbolista que regresa a la escena del crimen siendo el héroe y no el villano.