La Orbea Monegros llega este sábado 23 de abril a su edición número 20 y Juan Carlos Nájera, director de carrera, confiesa que tiene “más nervios” que cuando un 5 de mayo de 2001 irrumpía en Monegros con una prueba singular. El sábado se darán cita 8.000 ‘bikers’. 6.000 afrontarán la Gran Maratón con sus 117 kilómetros y un desnivel positivo de 1.149 metros; el resto la Media, 81,7 kilómetros y 815 de desnivel positivo. Nájera tiene claro dónde descansa el éxito de esta prueba: “Escuchamos a los participantes”. La prueba surgió como una aventura y avanza como una cicloturista donde lo importante es disfrutar. No es competitiva, no hay clasificación por tiempos; sí por orden alfabético y allí, cada uno, con su crono.
Vuelve la Orbea Monegros tras dos años de pandemia que obligó a dejar las bicis en casa. Y regresa con fuerza por un territorio singular. Y con la mirada en el cielo. No es para menos. La arcilla de la superficie monegrina combinada con el agua conforma un barro pegajoso: el buro. Pedalear kilómetros y kilómetros con él en las ruedas obligará a redoblar el esfuerzo.
Por eso la mirada de los organizadores está en el cielo. Ha llovido, llueve y la previsión es de más agua. Por si acaso, hay un recorrido alternativo, menos exigente pero más seguro. El viernes, a las 11.00, se tomará la decisión por parte de los tres actores fundamentales de la prueba: Orbea, Comarca de Monegros y Ayuntamiento de Sariñena, localidad que es el corazón de la prueba, donde está la meta y la salida.
En línea de salida, ‘bikers’ de toda España. El pelotón también tendrá representantes de más allá de los Pirineos con especial incidencia de franceses, italianos y eslovenos. En línea de salida se cuenta con la presencia de Asier Maeztu, medallista en Atenas y dos representantes del Factory Orbea como son Sandra Jordá y Virginia Cancellieri en una prueba donde 800 dorsales serán llevados por chicas, una cifra más que notable.
Ni que decir tiene que una prueba de tal magnitud moviliza a un buen número de voluntarios y esta ventana del territorio se traduce en una importante repercusión para las localidades por donde transita -Albalatillo, Sena, Villanueva de Sijena, Castejón de Monegros, Peñalba y Sariñena- y por las que no, pero que también colaboran sus vecinos para el éxito de una gran cicloturista.