Levitec Huesca arranca este viernes una nueva temporada en la LEB Oro y lo hará sobre la pista del Tau Castellò. Hay que jugar contra todos, pero para empezar un rival duro y difícil. Sergio Lamúa sigue con el trabajo de juntar las piezas, a la espera de llegar incorporaciones como la de Aleksandar Andrejevic, el cinco de referencia, y de definir el equipo.
Si se toma como referencia la campaña pasada, el rival de este viernes es poderoso gracias a una plantilla completa, equilibrada, y con los puestos más que doblados. “Cayó (la pasada temporada) en cuartos de final y estuvo siempre entre los cinco primeros. Vamos a intentar neutralizarlo con las armas que tenemos y esperar nuestro momento para llevarnos el partido”, señaló Lamúa. Y acto seguido, una inyección de optimismo para la afición peñista. “¿Cómo llegamos? En nuestro mejor momento”, aseveró Lamúa.
Tras las seis semanas de pretemporada, el técnico puso especial énfasis en definir que la situación del equipo es la de que se encuentra en el “mejor momento”. Y la razón es porque ha trabajado un día más. El optimismo es necesario cuando te mides a un rival armado para el play-off como es Castellò y acudes sin sin Etxeguren ni Andrejevic, la duda de Bakunmaya y cuenta con un par de jugadores tocados por lo que son duda hasta el último momento.
Ser competitivos de principio a fin
Lamúa orilló esa realidad de tener pocos efectivos para la rotación e insistió en la importancia de ser “competitivos” durante los 40 minutos del partido. Y habrá que apretar los dientes porque Levitec puede jugar sin cinco claro contra un equipo que tiene buenos interiores además de un banquillo amplio.
El técnico del Levitec espera a un Castelló con altura para jugar cerca del aro. El contrapeso será correr y ser agresivos. Además, ha puesto el acento en la rueda de prensa en que “nada tiene que condicionar nuestro plan de partido. Nuestra batalla es hacer de la carencia virtud”. Lamúa dibuja un encuentro para llegar al último cuarto con opciones y no escondió que le hubiera gustado tener un par de semanas más para ahormar el equipo, pero la competición lo impide.