Los hombres de Leo Franco se miden esta tarde al Lleida Esportiu, un rival de mayor entidad que el Monzón, que pondrá a prueba el estado de los azulgranas, de las nuevas incorporaciones y de los primeros pasos del estilo del argentino.
La SD Huesca afronta su segundo compromiso de pretemporada. Tras golear al Atlético Monzón el pasado sábado en un duelo catalogado como un partido de entrenamiento, el conjunto oscense se ve las caras con el Lleida Esportiu, equipo perteneciente a la Segunda División ‘B’. El encuentro, propicio para que los nuevos integrantes se vistan de corto y ofrezcan sus primeras sensaciones, se disputará en el Camp d’Esports, feudo del cuadro ilerdense, a las 20.00 horas.
Antes, los azulgranas se ejercitan por la mañana a partir de las 10.00 horas en el IES Pirámide en una nueva sesión de entrenamiento. La plantilla regresó de Benasque el jueves, guardó reposo el viernes por la mañana y en la tarde de ayer volvió a calzarse las botas. Mañana domingo descansará de nuevo para afrontar el lunes una nueva semana de trabajo. Los intensos entrenamientos llevados a cabo en la localidad pirenaica, llenos de dobles sesiones, tanto sobre el verde como lejos de él, han puesto a punto a un grupo que está muy cerca de completarse.
A prácticamente un mes para el estreno en Primera División, el Huesca tiene encarrilada la plantilla que deberá alcanzar el objetivo de la permanencia en la élite. Hasta el momento son 8 los fichajes realizados -Escriche, el noveno, se queda cedido en Lugo-, a falta de solamente un portero, un defensa central y un extremo. A Luisinho, Miramón, Longo, Eugeni, Werner, Jonathan Toro y Musto, que ya han realizado sus primeros entrenamientos, se unen las últimas incorporaciones: Semedo e Insua, dos centrales para apuntalar una zaga que contaba con Pulido y que todavía no está cerrada. Pese a que el nombre del futurible defensa no ha trascendido, siguen sonando Andrada y Galán para ocupar la portería y la banda, respectivamente.
Si bien ante el Atlético Monzón la participación estuvo muy repartida y algunos jugadores ocuparon demarcaciones a las que no están acostumbrados, además de que los juveniles contaron con muchos minutos, a partir de ahora Leo Franco comenzará a definir el que puede ser su once tipo. Mantiene el importante bloque del curso pasado pero ha añadido piezas que suben el nivel y la competencia. Al preparador argentino, al que por lo pronto tan solo le preocupa que los jugadores empujen en la misma dirección, desea “un equipo corto, que presione y que sepa jugar a fútbol“.
Una declaración universal aunque le servía para posteriormente indicar que su idea de juego “se descubrirá durante la pretemporada”, pudiéndose percibir en amistosos como el de esta tarde. Pese a que los duelos preparatorios del mes de julio sirvan sobre todo para que los jugadores acumulen minutos y pese a que el inicio de Liga siga quedando algo lejos en el calendario, Leo Franco, muy buen rodeado por un experimentado cuerpo técnico, necesita dotar a sus futbolistas de un modelo claro, respetando sus principios pero otorgándoles las mayores herramientas para que se acoplen de la mejor forma posible a las diversas y exigentes situaciones que les tocará atravesar en la mejor Liga del mundo.