Navidad. Quizá el momento donde se cruzan los buenos propósitos con cierta relajación en la comida. Incluso para los deportistas. Y cuando hablamos de deportistas orillemos a los pros. Ellos hacen del sacrificio parte de su profesión. Pero los aficionados, no. Hay muchos niveles y muchas las tentaciones llegadas a estas fechas. Hay cierta sensación de que se acaba el año y no pasa nada por dejarte llevar. Ya llegará enero.
Y la tentación es alta. Cualquier ración tiende a ser generosa. Cualquier producto tiende a ser consumido. Y lo que tan fácil entra va acompañado de cierta certeza de que obligará a un esfuerzo mayor en cuanto entres en la cinta, salgas a correr, cojas la bici o te calces unas botas. Ya se sabe aquello de quienes piensan que no hay problema, que ‘un kilo me lo quito en un par de carreras’.
Antes que nada no te equivoques. No pienses que vas a ser una excepción. Sí, tu fuerza de voluntad es descomunal. Te has metido 21 kilómetros y 1.000 metros de desnivel, te has hecho una tirada guapa sobre la bici y tras un 2.000 pusiste tus botas sobre un 3.000. Pero cuando te relajas y pasan los días, el ‘demonio’ gana al ‘angelito’.
Así las cosas ve al lado bueno de la vida. Estás en Aragón. Una tierra que de norte a sur y de este a oeste se cose con buenos productos; los de la huerta y los que se elaboran con viejas y nuevas recetas. Por tanto aplica la lógica.
Puedes abrir el día con jamón de Teruel y un chorrito de aceite oliva virgen Mazaleón. Antes, como siempre te hidratas con un vaso de agua mineral Fontecabras.
Listo para salir a dar una vuelta que en estas fechas no va a ser tan exigentes. Sabes que el descanso activo es importante para la musculatura, para que tu mente tampoco pierda el hábito y para que sigas alerta para cuando los entrenos sean más exigentes. Son fechas para compartir con los amigos. Para ensalzar la amistad y planear nuevas rutas con una cerveza acompañada de longaniza de Melsa o Aventín, casas grausinas con años de historia elaborando productos de máxima calidad y, por tanto, muy sanos.
Tiempos de fiesta, de relajación, de estar con los tuyos sean familiares o los amigos alrededor de una mesa que presida cualquier carne del Pirineo regado por cualquier vino de Cariñena y la acabes con un cava de la tierra y esa trenza de Almudévar donde la almendra manda. Saldrás a entrenar y en la nevera tendrás reservado un Monasterio de Veruela. Es más, hasta sería bueno que un día dedicaras a ver esta joya, abadía cisterciense del siglo XII, cuando tengas como meta el Moncayo.
Navidad. Sí. Una fecha crucial para cualquier deportista que la puedes salvar con alimentos de calidad sin perder la rutina de volver a entrenar, de volver a competir.