Para que las tareas colaborativas como estrategias y conductas de esfuerzo funcionen dentro de cualquier equipo, en este debe haber la adecuada combinación de empatía, generosidad y aceptación del error, base fundamental de la cohesión de equipo.
Cuando hablamos de deportes individuales podemos afirmar que la suma de los factores físicos, técnicos y psicológicos son los que fundamentalmente determinan el rendimiento final. Sin embargo, cuando construímos un equipo, el rendimiento del grupo no será igual a la suma de los factores que aporte cada jugador sino que opera además el factor cohesión de equipo.
Este es un factor de tipo potencial, es decir, que multiplica varias veces la simple suma de aptitudes individuales. Además su importancia es tal que también puede darse en signo negativo y llegar a dividir por mucho el rendimiento de cualquier equipo con buenos jugadores individuales.
Para mejorar el juego de equipo es igualmente importante lo que tú puedes mejorar por ti mismo como lo que tu entorno deportivo (entrenador, club…) puede hacer para fortalecer esa cohesión de equipo.
¿Qué depende del jugador para jugar mejor en equipo?
1. Empatía
Cada persona es diferente y un mismo entrenamiento o partido pueden suponer cosas distintas para cada jugador. La capacidad que tenemos de identificar y comprender las emociones de nuestros compañeros determina cómo de provechosa es nuestra interacción con el resto de la plantilla. Cuando los jugadores sienten una buena empatía será difícil que a la hora de exigirles un esfuerzo extra en momentos determinados, afloren las dudas y desconfianzas sobre quien aporta más o menos al equipo.
Pero ¿cuales son los primeros pasos? Esfuérzate por una mejor comunicación interpersonal. Muestra interés por los compañeros, su estado de ánimo, cómo les fue el resto del día (trabajo, estudios…), qué sacrificios les suponen entrenar, etc… Y cuéntales también algo sobre ti.
2. Generosidad
Esta cualidad es vital para ser un buen líder, pero deseable en gran medida en todos los jugadores. Me refiero a aquella que nos hace sacrificarnos y esforzarnos un grado más allá de lo esperado, con el objetivo de servir de ayuda en algún aspecto a mis compañeros.
Por ejemplo cuando en un entrenamiento hay que ensayar la táctica en los corners y el entrenador te pide hacer 20 lanzamientos porque eres el más preciso colocando el balón. Quizás tú piensas que es aburrido y rutinario este ejercicio pero participas con el mismo interés, intensidad y sin quejas, porque así sirves los balones tal y como te pide el entrenador y los compañeros tienen un entrenamiento de más calidad.
3. Aceptación del error
Señalar con el dedo a los demás (compañeros, arbitro, entrenador…) tras la derrota dice poco de ti como jugador de equipo. Ese es el momento de mantenerse como una piña. En deporte el error siempre va a estar muy presente, incluso cuando se hace un buen partido. Hasta los mejores jugadores que podamos imaginar cometen muchos fallos durante un partido. Céntrate en un análisis objetivo de los errores (también de los tuyos) y trata de aportar algo a las soluciones.
4. Ánimos
Tanto verbalmente como con gestos anima a tus compañeros. Ello les ayudará a seguir mejorando su juego. ¿ A que a ti también te gusta cuando te dan gritos de ánimo? Y tras los partidos felicita a los que tuvieron una buena actuación, por sus aciertos, y a los que no la tuvieron tan acertada, por su esfuerzo y compromiso.
¿Qué depende del entrenador para crear un equipo cohesionado?
El entrenador es el principal agente externo capaz de lograr que un jugador se integre mejor en el equipo. Además de este también la directiva del club, el cuerpo médico o los familiares cercanos pueden influir en mayor o menor medida.
Todo entrenador debería preocuparse por los siguientes aspectos dentro de su equipo:
1. Adecuación de objetivos individuales y colectivos
Tanto a la hora de planificar el calendario de la temporada como para periodos mas cortos, además de los objetivos del equipo, también tiene que acordar personalmente con cada jugador cuales serán sus objetivos deportivos. Conocer más personalmente a sus jugadores te ayudará en este propósito.
2. Roles
En algunos deportes los papeles a desempeñar por los jugadores (deportivos y extradeportivos) son muy dispares. El rol de cada miembro del equipo debe quedar bien definido y conocido por todos, remarcando sus posibles ventajas y desventajas. Cuestiones como la elección de capitanes no deben tomarse a la ligera o hacerse por inercia “como se ha hecho siempre”.
3. Organización general
Una adecuada estructura organizativa debe ser útil para todas las demandas del equipo y adelantarse a posibles conflictos, no dando pie a la improvisación cuando estos aparezcan. Si el equipo cuenta con un reglamento de régimen interior, éste se redactará preferiblemente de forma participativa con los jugadores. A mayor respaldo inicial mayor compromiso habrá por parte de estos.
Conclusiones
Un máximo aprovechamiento de nuestras habilidades individuales dentro de un equipo solo es posible a través de una adecuada gestión de nuestras emociones, de cómo y de cuándo lo hacemos. Así mismo, los responsables deportivos han de facilitar un entorno favorable a que estas interacciones sirvan para el crecimiento del equipo.
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