Javi Puado llegó al Real Zaragoza bajo la atenta mirada de todos los que no lo conocían. ¿Era su fichaje una forma de hacer menos dolorosa la baja de Dwamena? ¿O era realmente un refuerzo de garantías para la zona de ataque del equipo maño? Los que no le hubieran visto podían pensar que su rendimiento podía ser el resultado de lanzar una moneda al aire. Sin embargo, la dirección deportiva conocía muy bien el perfil de futbolista que necesitaba Víctor y el rol que podía asumir Puado en el Real Zaragoza.
Javi Puado, un acompañante de lujo
Puado no vino con la etiqueta de goleador. Nunca la había tenido. Pese a que con su llegada parecía que el Real Zaragoza iba a perder gol, lo cierto es que ha sucedido todo lo contrario. El futbolista catalán ha participado en gran parte de los goles anotados por el equipo blanquillo. Con tres goles y dos asistencias en once partidos, Puado se ha convertido en un jugador tan decisivo como intocable para Víctor Fernández. Desde su llegada, el Real Zaragoza sólo ha caído derrotado en una ocasión, ante la SD Huesca, donde Puado dio la asistencia del gol que, a la postre, anotaría Soro.
Ayer, ante el Elche, volvió a ser decisivo. En el resultado, pero sobre todo en el juego de ataque del Real Zaragoza. De su disparo al palo nacería el primer gol del encuentro, que remató a placer Soro. De sus movimientos entrelíneas y sus desmarques al hueco nacerían las constantes oportunidades de un Real Zaragoza desatado y que, por momentos, dio una sensación de equipo de otra categoría. Puado sigue dando pasos agigantados. Sabe que tiene una oportunidad única de dar un paso adelante en su carrera y poder jugar el año que viene en Primera División con un equipo en el que, desde el primer día, se acomodó a las mil maravillas.
El Elche – Real Zaragoza fue el partido de todos
Si bien es cierto que, para los lectores de SPORTARAGON, Puado destacó por encima del resto, la realidad es que ayer el Real Zaragoza firmó una actuación coral de muchos quilates. Tanto a nivel colectivo como a nivel individual, los catorce jugadores blanquillos —ayer enfundados en la avispa— que participaron realizaron una actuación brillante. Las piezas encajaron como pocos días lo habían hecho. Por ello, a Puado se sumó un renacido Igbekeme, que tras ampliar su contrato con el Real Zaragoza parece estar recuperando el ritmo y la capacidad física que la pasada temporada encandiló a la afición zaragocista.
También lo hizo Luis Suárez, que hasta que tuvo que ser sustituido por lesión, realizó otro partido bravo. Incombustible y, por momentos, imparable. El colombiano le ganó la partida a los centrales, de los que se deshizo para anotar el segundo tanto maño. Por detrás, el resto del equipo supo acompañar. Nadie desentonó. Al contrario. El Real Zaragoza suma y sigue, y ya es segundo en una liga que parece estar destinada a ser levantada por un equipo que ya no puede pensar en otra cosa que no sean los dos primeros puestos de la clasificación.