El Quebrantahuesos se llevó la victoria contra el USJ Fénix (34-19) en un partido vibrante, cargado de emoción y pletórico de entrega, un partido de rugby puro pese a que ambos equipos llegaron a la cita mermados en sus respectivos potenciales por las lesiones de jugadores.
El encuentro empezó igualado y aunque Fénix se pudo adelantar en un golpe que falló, el primero en abrir el marcador fue el Quebrantahuesos, en una gran percusión de Ángel tras un gran trabajo de delantera. (5-0). Muchos jugadores del Quebrantahuesos, fuera de su posición habitual, sumado a que empezaron con la temida pájara inicial, en la que entraron en el juego del cabezazo, que no fructifica tanto como cuando se juega a la mano, hacían que el juego fuera poco fluido e impreciso. Fruto de esa imprecisión y al buen hacer de los zaragozanos, un balón abierto al ala llegó a ser posado en el ingoal altoaragonés, abriendo su tanteador (5-5).
Instantes antes del final de la primera parte, Aitor afinó su puntería con las patadas, y sumó 3 puntos al marcador de Quebrantahuesos por lo que se cerró el primer acto con un 8-5. Hubo cambios al iniciar la segunda mitad, y Fénix empezó muy entonado consiguiendo un ensayo (8-12). Volvieron los fantasmas de las segundas partes a sobrevolar el campo de la Cortada, pero se consiguió llevar la pelota al ensayo, que Aitor transformó (15-12) y el temor se disipó. El partido estaba roto, y ahora era Fénix quien conseguía otro ensayo transformado (15-19).
El Quebrantahuesos supo reponerse y aprovechar sus puntos fuertes. Hubo que esperar a los últimos 15 minutos, al discurso del entrenador y del capitán con mucho genio y a los cambios, para empezar a ser más agresivos en los rucks y a trenzar un juego bonito, abriendo hasta el canal 3 y desbordando a la defensa zaragozana más lenta en la circulación. Duros contactos conservando el balón y una poderosa melé que ganaba las propias y las defensivas para conseguir llevar el ritmo del abierto, con Adrián y Ferrer con anclas en los pies que Fénix necesitaba tres jugadores para tirarlos. Y entonces la rapidez de manos dio el bonus, que dejó el marcador final en un 34-19.
Tras acabar el partido hubo un doble tercer tiempo debido a que se estropeó el autobús del Fénix por lo que se demoró su regreso a Zaragoza con más confraternización entre los rugbiers.