Hubo un tiempo en el que las comunidades autónomas contaban con sus propias selecciones. No sólo en categorías inferiores, sino en su categoría absoluta. Y con jugadores de talla mundial. Entonces, los compromisos internacionales permitían estas convocatorias y los clubes tendían la mano a la federaciones autonómicas para facilitar la participación de sus propios jugadores para la celebración de amistosos. Con el paso de los años, el negocio y el espectáculo se han comido al fútbol pasional, el que se acerca al aficionado y le hace sentirse parte del juego. Poco a poco se ha dejado de lado al hincha que se desvivía por su equipo, ansiaba celebrar los goles de su selección nacional y se enorgullecía de los productos de su tierra cuando le tocaba contemplar los encuentros de su selección autonómica. Aragón, tradicionalmente consideraba como una tierra poco fructífera en cuanto a futbolistas profesionales se refiere, también contó con un equipo de notable nivel e historia, la selección aragonesa.
El futbolista aragonés ha irrumpido en los últimos años en el fútbol de más alto nivel. Pese a la delicada situación del Real Zaragoza en los últimos años, la Ciudad Deportiva ha exportado talento a raudales, mientras desde la base se sigue trabajando y potenciando unas selecciones inferiores cuyas actuaciones en los campeonatos nacionales son impecables. La presencia de la cantera en el primer equipo zaragocista y las recientes salidas de Soro o Vallejo al Real Madrid no hacen más que evidenciar la calidad de esta nueva hornada de jóvenes perlas aragonesas. Un incansable trabajo cuyos frutos se están y se seguirán recogiendo, haciéndonos recordar los mejores tiempos de Aragón, cuando era habitual ver jugadores de la tierra vistiendo los colores de la selección española. Cuando Aragón, por mucho que se empeñaran, sí era tierra de grandes futbolistas.
98 años del nacimiento de la selección aragonesa
Con el nacimiento de la Federación Aragonesa de Fútbol (25 de enero de 1922), nació la idea de una selección propia. El 28 de mayo de 1922, Aragón debuta en un amistoso ante Osasuna, con derrota por la mínima en el campo del Arrabal. El partido despertó una expectación nunca antes vista en Zaragoza. La selección aragonesa, al contrario de lo que ocurre en la actualidad, no estaba formada únicamente por jugadores propiamente aragoneses. El equipo lo formaron integrantes de los principales equipos de Zaragoza; Iberia, Fuenclara, Stadium y Universitaria. Aragón sólo contó con cuatro jugadores de la tierra (Salillas, Troc, Ostalé y Burges), mientras que el resto lo hicieron gracias a sus respectivas licencias de la federación aragonesa.
La expectación generada por el debut de la selección provocaría un gran incremento del interés por el deporte rey en la comunidad. Las ganas de ver de ver de nuevo al equipo provocarían que unos meses más tarde, la selección aragonesa disputara un doble amistoso ante Gimnástico, recibiendo sendas goleadas (5-0 y 4-0). El resultado sería lo de menos en un ambiente de continua expansión y crecimiento del fútbol aragonés. Con el imparable ascenso del fútbol en la región, la Federación Aragonesa sería incluida en la Federación Española. Siendo este motivo suficiente para celebrar, la Federación Aragonesa organizaría durante las Fiestas del Pilar un doble encuentro ante Real Madrid y FC Barcelona. Dos años más tarde, la Federación Cántabra solicitó un doble partido, siendo la ida disputada en Santander y la vuelta en el recién construido campo de Torrero.
En el primer encuentro, Cantabria pasaría por encima del equipo aragonés (3-0). El auge del fútbol coincidía con el crecimiento de la prensa y la popularidad de las crónicas deportivas, muy duras con el resultado cosechado por la selección aragonesa. En la vuelta, los cambios realizados por José María Gayarre, fundador de la Federación Aragonesa, y Adolfo Buylla reestructuraron una nueva selección capaz de derrotar al equipo cántabro por 2-1. Ambas selecciones acordarían un nuevo partido para definir el ganador de este novedoso encuentro entre comunidades. La importancia del tercer choque obligó a la contratación de un árbitro catalán, el cual no acabaría pitando el encuentro tras retrasarse en el viaje. El partido, tal y como lo cuentan las crónicas de entonces, estuvo plagado de polémica. Dos penaltis pondrían el uno a uno. Como el empate no era una opción, ambos capitanes decidieron resolver el partido con 30 minutos adicionales. La prórroga daría la victoria a una selección aragonesa que se consolidaría en el panorama nacional, dando una nueva alegría a toda la afición, que veía como el fútbol se convertía en un elemento de gran relevancia en la sociedad.
El paso adelante y la posterior decadencia de la selección aragonesa
Aragón seguía imparable en su ascenso al fútbol de más alto nivel durante los años 20. La consolidación definitiva se produciría con un amistoso ante la propia Selección Española el 8 de diciembre de 1926. Aragón formó con cuatro jugadores del Real Zaragoza CD (Villarrodona, Urdiroz, Arilla y Monforte), con otros cuatro del Huesca (Ferrando, Armas, Lerchundi y Güell) y tres jugadores no aragoneses (Esparza, del Tolosa, Sáez, del Unión Sporting de Madrid y Óscar, del Racing de Santander). El partido, disputado en el campo de la Torre de Monserrat, acabaría con un sorprendente empate a uno. En 1930 se pondría el broche de oro a la sobresaliente primera etapa del fútbol aragonés. Una clara victoria por tres goles a uno ante Cataluña cerraría una época en la que Aragón se consolidó como una de las comunidades de referencia del fútbol español.
Sin embargo, durante principios de los años 30, los clubes aragoneses vivían una completa agonía tanto deportiva como económica. La fusión del Real Zaragoza CD y el Iberia SC daría vida al actual Real Zaragoza en 1932, siendo esta la única vía escapatoria para ambos clubes. El posterior inicio de la Guerra Civil y la posguerra darían un nuevo estacazo al fútbol aragonés, que tendría que esperar hasta 1950 para volver a ver a su selección enfundarse los colores de la Federación Aragonesa, y que años antes adoptaría el Real Zaragoza; el blanco y el azul.
1950, un nuevo impulso
Mientras otras federaciones habían dado pasos agigantados, la Federación Aragonesa y su correspondiente selección habían vivido 20 años de estancamiento. El doble encuentro ante la Selección de los Bajos Pirineos, de Francia, supone la reactivación del combinado aragonés. El primero acabaría con un asombroso 4-4 en Pau, convirtiéndose en el primer partido internacional de la selección aragonesa. La vuelta, disputada en Torrero, evidenció la más que evidente superioridad aragonesa tras un contundente 6-0. Igual de contundente sería la derrota que en 1953 se recibió por parte de España B. La selección aragonesa continuaba sin poder completar su plantilla con jugadores únicamente aragoneses, debiendo contar con algunas de las estrellas de los equipos de la comunidad.
En 1958 se repitió un doble encuentro internacional ante Pau. La ida concluyó con un resultado de 4-5 en tierras francesas. La vuelta, con un 4-1 favorable a Aragón. Este encuentro sería el primero que disputaría la selección de Aragón en el Estadio de La Romareda, abarrotado para la ocasión Este doble compromiso supuso el hermanamiento de las ciudades de Zaragoza y Pau.
Las competiciones continentales eclipsan a los combinados regionales
El continuo crecimiento del fútbol en su conjunto estuvo acompañado de la progresiva popularidad de los combinados nacionales. Las competiciones internacionales se convirtieron en un gran atractivo. De esta forma, las selecciones regionales perdieron su protagonismo. Además, la brillante época de Los Magníficos en el Real Zaragoza no ayudaría a la proliferación de compromisos de la selección de Aragón. Tras un nuevo y largo parón, Aragón tuvo la oportunidad de volver a ver a su selección en 1973. Esta vez sería ante el Real Zaragoza, en La Romareda. La inoportuna fecha y la gran cantidad de jugadores aragoneses jugando en equipos fuera de la comunidad, provocaron que el partido perdiera su gran atractivo, el de reunir a todos aquellos aragoneses que estuvieran jugando en Primera y Segunda División. La selección aragonesa estuvo formada por jugadores procedentes del Huesca, Endesa, Andorra, Monzón y Fraga, mientras que el Real Zaragoza sólo contó sobre el verde con jugadores nacidos en la región.
Durante los años posteriores, el sentimiento aragonés pareció perderse, desapareciendo por completo la ilusión de ver de nuevo a la selección. Sin embargo, en 1998 la selección aragonesa volvió a resurgir en un encuentro ante Castilla y León disputado en Los Pajaritos. El encuentro finalizó con empate a uno, aunque supuso una revolución. La indumentaria contaba con los colores federativos (azul y blanco), acompañada de franjas rojas y amarillas, así como el cuello con la bandera de Aragón y el escudo federativo. La alineación contó por fin con integrantes únicamente aragoneses. En aquel once formaron jugadores de la talla de Luis Milla, un joven Soriano, García Sanjuán, Pablo Alfaro o Belsué, enfundado en el brazalete de capitán.
El partido de vuelta tendría lugar en La Romareda en 2002 y acabó con un resultado de 3 a 0. La afluencia de público fue mucho menor que en otras ocasiones, evidenciando el progresivo desinterés de la afición aragonesa por su selección. En aquel equipo formaron Láinez, Belsué, Cuartero, Pablo Alfaro, Riaño, Cani, Milla, Soriano, Seba, Txiki y Salillas, dando muestra de la calidad con la que Aragón contó durante aquellos años. El entrenador, como no podía ser de otra forma, sería Víctor Fernández, que repetía por segundo partido consecutivo tras la consecución de la Recopa.
Chile, la última gran cita de la selección aragonesa
El 28 de diciembre de 2006 tuvo lugar el último gran episodio de la historia de la selección aragonesa. La selección de Chile visitó La Romareda en una noche fría, con la niebla como invitado inevitable y que dio un aspecto tétrico a un partido que se antojaba repleto de ilusión. Las gradas del Municipal se dividieron entre los 5.000 chilenos y los otros 5.000 aragoneses. De nuevo, Víctor Fernández fue el encargado de ocupar el banquillo. El técnico zaragozano alineó a Rubén Pérez, Rodri, Chus Herrero, Pablo Alfaro, Álvaro Arbeloa, a los jóvenes y prometedores Zapater y Cani, Longás, Lafita, Víctor Bravo y Moisés. El partido, como el día, no fue brillante. La victoria se la llevó la selección aragonesa tras un gol en el descuento de Javi Suárez. De esta forma, Aragón se unió a otras 12 comunidades que habían organizado partidos amistosos ante selecciones nacionales.
La Copa de las Regiones, una nueva oportunidad
En la actualidad, la posibilidad de reunir futbolistas y concertar amistosos supone una misión casi imposible para la Federación Aragonesa. Sin embargo, la UEFA ideó un nuevo sistema en el que las selecciones autonómicas pudieran competir. La Copa de las Regiones de la UEFA reúne a los campeones regionales de los países europeos. En las selecciones no pueden participar jugadores profesionales, por lo que reduce considerablemente el interés que esta competición pudiera despertar. En la última edición, Aragón se clasificó para la fase clasificatoria final, aunque fue eliminada por Extremadura. Por el momento, y a la espera de que en un futuro pudieran anunciarse partidos conmemorativos históricos, este será el único formato en el que Aragón podrá reunir a su selección de forma periódica.
Aragón ha vivido casi un siglo de fútbol. Con sus más y sus menos. Con épocas gloriosas y momentos delicados. Tradicionalmente ha contado con el Real Zaragoza enarbolando la bandera de Aragón en el panorama nacional y dejando su seña de identidad por Europa. Ahora, en un fútbol totalmente renovado, Aragón vislumbra un futuro prometedor. La irrupción de la SD Huesca en la máxima categoría por segunda vez en tres años y el paulatino regreso del Real Zaragoza hacen creer en la posibilidad de ver un derbi aragonés en Primera División. La proliferación de talentos en las selecciones inferiores han colocado a Aragón como una de las favoritas en todos los campeonatos nacionales. La consecución del campeonato de España juvenil por parte del Real Zaragoza y su brillante actuación en la Youth League le han consolidado como una de las mejores canteras. Al igual que los equipos de la comunidad siguen mejorando y ganando terreno en Segunda División B.
Aragón, tras años no demasiado fructíferos, tiene ante sí una época de la que poder presumir. Sin poder reunir a una selección como antaño, pero con la posibilidad de volver a ilusionar y revivir el sentimiento aragonés de una comunidad que a principios de los años 20 descubrió que Aragón sí es tierra de grandes futbolistas.