Un partido de los esperados, un estadio de los deseados, un encuentro de esos por los que vale la pena subir a Primera División. Uno de los 4 grandes equipos de España históricamente, el quinto estadio con más capacidad de la categoría tras Camp Nou, Bernabéu, Metropolitano y Villamarín. La entidad es el Valencia CF; el campo, Mestalla y el partido, uno de los marcados en rojo en el calendario nada más ascender.
La afición de la SD Huesca hará las maletas dirección la capital del Turía para visitar al Valencia en el último partido de un 2018 inolvidable. Con las ganas de que los Reyes Magos se adelanten unos días y traigan los regalos en forma de 3 puntos, los aficionados azulgranas esperan inmortalizan otro momento histórico para el equipo altoaragonés. Además, siempre es especial volver a la ciudad en la que el Huesca puso la primera piedra de esta historia sellando la participación en los ‘playoff’ de hace dos campañas.
Y es que Valencia tiene mucho que recorrer, que transitar y que visitar y, al igual que muchas otras ciudades, un fin de semana es tiempo muy justo para descubrir los rincones más ocultos. Sin embargo, sí que hay tiempo para conocer la parte más ‘che’ de la ciudad y saborear un rica paella (o cualquier otro exquisito plato) en un restaurante valenciano.
Mestalla, donde laten los murciélagos
Son muchas las anécdotas y las vivencias que ha regalado Mestalla al fútbol español desde que se inauguró un lejano 20 de mayo de 1923 en un partido contra el Levante. En ese momento el Valencia abandonaba el estadio de Algirós y se adentraba en la aventura de un estadio nuevo con una capacidad para 17.000 espectadores que rápidamente se le quedaba pequeño. En tan solo 4 años se vieron obligados a hacer una ampliación de ocho mil personas más, en menos de tres décadas se alcanzó los 45.000 y, actualmente, cuenta con un aforo de 55.000 personas.
Ubicado en el barrio de Mestalla, el campo debe su nombre a un elemento que para nada se relacionaría con un campo de fútbol. Bajo los terrenos donde se levanta el estadio pasaba la acequia Mestalla antes de redirigir su cauce, esta es una de las 8 más grandes de la ciudad y que hace casi un siglo y en la actualidad regaba y riega las huertas de la ciudad.
Además, el estadio cuenta con el tradicional Tour de Mestalla en el que sentirse futbolista y conocer de la mano de guías del club la historia del club ‘che’ y sus mejores momentos. También se visitan los vestuarios, la zona de prensa y, por supuesto, se pisa el verde en el que el Huesca buscará desplegar su mejor juego el domingo. De igual forma, el aficionado puede ver una vitrina de trofeos cargada de copas que ha levantado el Valencia CF a lo largo de su historia.
Celebración por distintos puntos de la ciudad
Si el Valencia gana un título, la céntrica plaza del Ayuntamiento se convierte en un mar de aficionados ‘ches’ que van en romería a celebrarlo. Así fue en la última Copa del Rey conquistada en 2008 por el equipo de Koeman y así lo fue en todas las anteriores ocasiones. Esto además facilita las cosas al aficionado azulgrana, que mientras ve el lugar de mayor jolgorio valencianista, está contemplando una de las reliquias de la ciudad y que, en pocos minutos, puede desplazarse a ver otras.
El otro punto álgido de las celebraciones valencianistas son los exteriores de Mestalla –aunque no es tan masivo como la plaza del consistorio-, junto a la escultura en honor a la afición que hay en la intersección entre la calle Mícer Mascó y la avenida de Suecia. Bautizada como “Monumento a la afición valencianista”, la obra, diseñada por el artista local Nassio Bayarri, se levantó en el 1994 conmemorando el 75 aniversario de la creación del club.
Otras zonas que visitar
Porque Valencia no solo es fútbol. Y eso que es una de las 4 ciudades españolas con más de un equipo en la élite. Valencia cuenta con numerosos atractivas ajenos al balompié que también hacen que la estancia sea mucho más agradable.
La increíble Ciudad de las Artes y las Ciencias sea, seguramente, el lugar más visitado dentro de la ciudad. Pero también destacan el museo Joaquín Sorolla, la catedral gótica de Santa María de Valencia, la plaza de toros o la playa de la Malvarrosa, que el visitante oscense podrá conocer de una manera diferente a cuando viaja en verano, entre otras muchas cosas. Los más pequeños seguro que no se quieren ir de Valencia sin darse un paseo por el Jardín del Turia, especialmente por la zona del parque Gulliver.
Gastronomía mediterránea a orillas del Turia
Seguramente el plato por excelencia de Valencia sea la paella valenciana, aunque una metrópoli como esta dispone de multitud de establecimientos pensados para una clientela diferente. Toda la zona del Ayuntamiento y del casco viejo está cargada de comercios tradicionales o más modernos, para un poder adquisitivo más elevado o menos, etc.
La arrocería La Valenciana está especializada en la cocina de arroces combinados con productos locales, todo ello ambientado en un local de ambiente marinero. A pocas calles del Ayuntamiento y de la estación del Nord también se encuentra la Utielana, especializada en comida mediterránea pero con un ambiente más clásico.
Sin embargo, estos solo son dos ejemplos de todo lo que tiene Valencia. Callejear por sus calles es la mejor forma de encontrar un restaurante al gusto.