El Real Zaragoza alcanza el 20 de julio con algunas noticias ilusionantes. La semana se inició con la llegada de Víctor Mollejo y hoy le ha seguido la presentación de Manu Molina. Es el cambio de ritmo esperado en el mercado, la aceleración más oportuna. El Zaragoza encuentra así dos piezas cotizadas en la categoría, dos jugadores con nombre propio.
Mollejo es la personalidad, el juego sin reservas y el carácter competitivo. Tenerlo enfrente es un incordio y en tu equipo, una suerte. Manu Molina es un mediocampista mixto, un jugador capaz de casi todo y de hacerlo casi siempre bien. Tiene despliegue, buen pie en el juego y la estrategia, lectura de los partidos y carácter para gobernar el juego.
Las llegadas de los dos jugadores han cambiado el panorama en muy poco tiempo. Si antes todo parecía condicionado por la parálisis del mercado, ahora las sinergias y la apuesta más personal de Carcedo sitúan a la afición en un lugar ilusionante. Aún así, la plantilla se mantiene con algunas incógnitas y hay huecos todavía por rellenar. Una pregunta queda pendiente, ¿qué le falta a este Zaragoza?
Las opciones de plantilla
La apuesta por la juventud vertebra el proyecto de Jorge Mas Santos. El nuevo Zaragoza se entiende a través de Francho Serrano, Iván Azón, Alejandro Francés y el hambre de los recién llegados. La solidez del grupo se explica en torno a un portero que es mucho más que un portero. En las manos de Cristian Álvarez sigue habiendo milagros y Jair Amador es, en cuanto a veteranía y poso, su mejor lugarteniente. Las alas del Zaragoza se refuerzan con un esprinter, Chavarría, y un fondista, Fran Gámez. Mientras se resuelve la situación de Carlos Nieto y Dani Lasure, Vigaray ofrece mejores sensaciones de las esperadas.
En la media, Jaume Grau le ha usurpado el sitio a Petrovic y será la pared maestra. Bermejo quiere repartir arte con mayor frecuencia y Carcedo espera también el gol que ofrece Vada y el pase con sentido de Eugeni. Si el club le ha perdido la fe a Narváez, los goles son cuestión de un trío joven y ambicioso: Azón, Simeone y Mollejo. Quizá para esa suerte un veterano de la categoría, un ratón de área, podría completar la delantera. Entre otras cosas, serviría para amaestrar el fútbol de las tres fieras. El club contempla esa opción si no se cumple finalmente el gran sueño del verano: Sergio Camello.
El diez que le falta al Zaragoza
El Zaragoza sigue en busca de un futbolista diferencial, de un jugador que en el fútbol moderno parece casi en peligro de extinción. Luis Carbonell asoma en la pretemporada, pide el balón y muestra que el suyo es un juego de calle. El de un diez con medias bajas, por mucho que hoy le vistan con otro dorsal. Miguel Puche sonríe también, con goles a caballo entre el primer equipo y el filial.
A menos de un mes para el inicio de la competición, el Zaragoza afina su plantilla. Busca cerrar algunas salidas, regate en sus extremos, comodines para su plantilla, un goleador de toda la vida y un sueño que quiere apurar hasta el último día.