¿Qué está fallando? ¿Por qué este Real Zaragoza no se parece en nada a aquel que tan sólo conoció la derrota en una ocasión durante los quince partidos previos al parón? La realidad que está viviendo el Real Zaragoza es dura, como acostumbra a ser durante los últimos años, para que nos vamos a engañar. Once jornadas parecían ser un mero trámite para volver a reencontrarse con la Primera División. Pero con seis jornadas disputadas, el Real Zaragoza ha perdido toda distancia con sus inmediatos perseguidores y ha cedido su plaza de ascenso directo a la SD Huesca. De depender de uno mismo a tener que esperar errores ajenos para recuperar la segunda posición. Así ha cambiado la vida de un equipo que tendrá que mejorar—y mucho— si quiere volver a sentirse de Primera en poco más de dos semanas.
Una vuelta desoladora para el Real Zaragoza
El regreso a la competición del equipo de Víctor Fernández ha sido terrible, desolador. Es cierto que ha tenido que batirse con algunos de los mejores equipos de la categoría, pero los resultados, y las sensaciones han dejado mucho que desear. La goleada del Alcorcón, la cómoda victoria del Almería, la dolorosa derrota en el último minuto del derby y la pésima imagen ante el Girona han dejado muy tocado psicológicamente a un equipo que parecía incapaz de derrumbarse. Tal ha sido la caída que en los últimos cuatro partidos el Real Zaragoza únicamente ha sido capaz de anotar dos goles, ambos ante el Extremadura. O lo que es lo mismo, en los otros tres fue incapaz de perforar la portería rival. Para que nos hagamos una idea, el Real Zaragoza sólo se había quedado sin anotar en cinco partidos durante las 33 jornadas previas.
Resulta incomprensible una caída de tal magnitud en el momento más importante de la historia reciente del Real Zaragoza. En muchas ocasiones la búsqueda de soluciones se ha limitado a los errores arbitrales (que han existido), o a errores puntuales. Pero no nos engañemos, va mucho más allá. El Alcorcón se dio un festín. El Almería en ningún momento vio peligrar los tres puntos. Al igual que el Girona, que tras adelantarse en el marcador tan sólo recibió un disparo del equipo maño. En el descuento y a varios metros del arco que defendía Asier Riesgo. Es por ello que el Real Zaragoza necesita mirar más a fondo y analizar los errores —que han sido muchos— para subsanarlos y no volver a tropezar por enésima ocasión en la misma piedra. En SPORTARAGON hemos querido preguntar a nuestros lectores sobre las causas de esta caída.
❌ El @RealZaragoza ha perdido su plaza de ascenso directo tras caer ante el @GironaFC.
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— sportaragon.com (@sportaragon_com) July 3, 2020
Sin intensidad, sin rasmia
“La raza en el juego, nobleza y valor“, dice el himno zaragocista. Quizás no hacía falta nada más para proteger una posición tan preciada. Sin embargo, el carácter que demostró el equipo parece haber cambiado por completo tras el parón. El Real Zaragoza parece por momentos un juguete a merced de su dueño, que juega y se divierte con él sin que éste tenga capacidad de reacción. El equipo se crecía en La Romareda ante los más de 25.000 aficionados que no dejaban de alentar. Y lejos de achicarse, se engrandecía cuando le tocaba visitar estadios ajenos. Ahora, en el vacío del Municipal todavía resuenan las celebraciones de Alcorcón, Almería y Huesca, mientras que en sus salidas, el Real Zaragoza tuvo que sudar sangre para hacerse con las victorias en Almendralejo y Lugo.
La rasmia perdida se ha evidenciado en los duelos individuales, donde el Real Zaragoza solía salir ganador. La pareja que formaban El Yamiq y Atienza era infranqueable. Arriba, Luis Suárez sacaba petróleo en las jugadas más inverosímiles. Hasta se creaba peligro por los costados mientras el medio se controlaba con facilidad. Ahora, las tornas se han cambiado por completo. Rafa Mir le comió la tostada a Atienza para que Javi Galán marcase casi a placer. Appiah se deshizo de Francés con suma facilidad para encarrilar el partido. Sandaza y Stoichkov le hicieron un traje a la defensa blanquilla. Y ayer, Stuani le ganó la partida a Clemente y, por ende, al Real Zaragoza.
Tocados y ¿hundidos? psicológicamente
Golpe tras golpe. El Real Zaragoza está cerca de morder el polvo, de caer a la lona. De momento, se encuentra contra las cuerdas, y con un matchball que le devuelva de nuevo la sonrisa y (previsiblemente) le catapulte de nuevo a los puestos de privilegio. Las iniciativas de la afición pusieron por todo lo alto el ánimo de una afición con la vista puesta en Primera. Las bufandas y banderas dieron un colorido espectacular a la ciudad, vestida de gala para un momento histórico. Estas iniciativas, lejos de ayudar, parecen haber generado una presión extra en los jugadores. Es imposible dudar del compromiso de una plantilla como esta. Pero la puesta en escena durante las últimas fechas ha evidenciado una falta de confianza en los propios jugadores. Es por ello que recuperar anímicamente a la plantilla y trabajar el aspecto psicológico debe de ser, no la única pero si la principal tarea de Víctor Fernández y cía.
Los delanteros viven de rachas, y Luis Suárez se encuentra en un sinvivir, sin apenas recibir balones y errando ocasiones claras cuando hace tres meses parecía imposible que lo hiciese. Los errores individuales en defensa han llenado de dudas la línea más delicada, y la que menos fallos puede cometer. Algunos jugadores parecen haber desaparecido por completo tras varios partidos deficientes. El Real Zaragoza se ha quedado, por tanto, con un equipo con tres jugadores en constante crecimiento (Dani Torres, Guti y Eguaras) junto a un cúmulo de jugadores cuyo rendimiento parece ir en sentido opuesto al del trivote. Las condiciones futbolísticas de todos ellos son indudables. Al igual que el ascenso pasa por recuperar al mayor número de jugadores para la causa.
Las dudas sobre Víctor Fernández
Cuando Víctor Fernández se embarcó en un velero en mitad de la tormenta, probablemente no pensaría que pasados unos meses, y con cinco jornadas por delante, estaría peleando junto a los transatlánticos de la categoría por el ascenso a Primera División. Sin embargo, en el trayecto del míster comienzan a sucederse algunas turbulencias con respecto a su trabajo al frente del equipo. Si bien es cierto que los recursos son muy limitados, el uso que está haciendo de ellos están dejando muchas dudas. Con dos partidos por semana, apenas se están realizando rotaciones, más allá de las obligadas por las sanciones. Más aún contando con jugadores como James, Kagawa o Linares, cuyo rendimiento ha demostrado estar al nivel del resto de compañeros y cuyas apariciones tras el parón están siendo casi testimoniales.
El raciocinio de minutos está siendo otro de los focos de conflicto. Zapater apenas ha participado. André Pereira no ha jugado ni un minuto. Clemente dispuso de sus primeros minutos ante el Girona. Y Álex Blanco ya conoce de memoria cuál será su momento, mediada la segunda mitad y sea cual sea el resultado. Es cierto, no hay mucho para elegir. El Real Zaragoza tiene una plantilla corta, que se sustenta en un once ideal. Pero este nuevo modelo de competición exige de la participación de todos y el reparto de minutos entre la mayor parte de los jugadores para dar descanso a los diferenciales, los que llegado el momento deberán de sacar las castañas del fuego. Eguaras y El Yamiq se permitieron ayer un descanso gracias a sus respectivas sanciones, al igual que lo tendrá Suárez ante el Girona. Quizás su sanción haya sido el mal menor y tras el partido de castigo vuelvan con la frescura necesaria para aportar lo mismo, o más que aportaron antes del parón.
Real Zaragoza – Rayo Vallecano, un punto de inflexión
Estaremos de acuerdo en una cosa. Una victoria lo cambia todo. Tres puntos te pueden poner líder y recuperar la confianza. El equipo madrileño no es el rival deseado para conseguirlo. En juego está la sexta plaza. Pero también es cierto que la victoria ante un rival de tal entidad y en continuo ascenso podría aupar todavía más al equipo maño, justo antes de entrar de lleno en el sprint final. Los tres últimos partidos pueden ser un alivio para el Real Zaragoza por la posible posición de sus rivales, que probablemente no tengan nada en juego. Para ello, vencer al Rayo y puntuar en la visita al Heliodoro Rodríguez López de Tenerife debe de ser el único objetivo para no dejar escapar ni a Huesca ni a Cádiz.
Cinco partidos, cinco finales. El Real Zaragoza no habría imaginado estar en esta posición el pasado agosto. La dinámica no es buena, las sensaciones menos. Pero los errores ya se han cometido. El deber será corregirlos y no olvidarlos. Víctor Fernández tiene ante sí el reto más complejo de su carrera: llevar el velero que hace año y medio decidió comandar a puerto seguro, a LaLiga Santander.