ZARAGOZA | En el barro, herido y sin red, el Real Zaragoza cae a la zona de descenso tras el golpe del Eldense. Ya van diez jornadas sin saborear la victoria. Diez. Una racha que ha metido al Tenerife en la pelea por no bajar. Pero este equipo no se rinde. Nadie se baja del barco. Hoy, La Romareda llena dicta sentencia ante el Mirandés, la gran revelación del curso. Son cuartos, sí, pero los segundos peores visitantes de la liga. Es el momento de recuperar el aliento. De volver a creer. Una auténtica prueba de fuego. Y el Zaragoza respondió. Firmó un partido serio, con presión alta, compromiso y una defensa firme. Encontró el premio en el 78’, con un cabezazo de Jair en un córner que desató el rugido del estadio. El Mirandés apenas generó peligro y se estrelló contra un bloque maño que, esta vez, sí supo sufrir y cerrar el resultado.
Gabi Fernández saltó al césped con intención de atacar. Al menos, eso dejó entrever su once. Sabe que el empate no vale y que hoy había que sacar las garras. Agitó el equipo: el dibujo inicial marcaba una línea de tres, con Francho y Adu Ares en las bandas —el primero como lateral diestro tras la roja a Calero; el segundo, más arriba, como extremo—, aunque sobre el césped derivó en un 4-4-2. Aketxe regresó al once y Arriaga, por fin, jugó de pivote. En punta, Bazdar acompañó a un Soberón en racha, aún en busca de su pareja de baile. En una semana no se cambia el estilo, pero esta vez el Real Zaragoza adelantó líneas, quiso morder arriba, presionar… provocar el error del Mirandés.
De costado a costado se movió el juego para alcanzar la portería rival. La tuvo Bazdar en el área tras un buen gesto técnico de Adu, pero el disparo se le fue desviado. El Zaragoza volcó el juego por la izquierda, por la banda del niño. Se buscó el pase interior, se evitaron los centros. Se buscó a Aketxe y su disparo, el desmarque a la espalda del 9. No habían pasado ni diez minutos y ambos equipos ya pisaron área. El partido se rompió. Jair se jugó el cuello como último hombre, aunque la jugada terminó anulada por fuera de juego. El equipo trató de construir desde el centro, apoyándose en el control para luego encontrar aire por las bandas con Francho y Adu, muy activos en ese tramo. Aun así, tras el primer cuarto de hora, no se generó ninguna ocasión clara de gol.
Soberón empujó al Mirandés hacia atrás, obligándolo a hundir líneas. A partir del ecuador de la primera parte, el Zaragoza apostó por las transiciones rápidas, sin asentarse del todo en campo rival. Pero, pese a la escasa oposición del Mirandés, el equipo fue de más a menos. Adu se fue apagando con el paso de los minutos. Aketxe, también. Y entonces apareció Jair. Despertó a todos los que buscaban algo de calma al sol en La Romareda. Bastaba con que el balón se le acercara —por juego o por rebote— para que la tensión se disparara. Final de la primera parte, resultado gafas.
Segunda parte del Real Zaragoza (1-0) Mirandés
Bocata en mano y pensando. Este partido se decidirá por detalles, por esos destellos que surjan en medio del barro. La primera parte fue muy igualada, una batalla de control, presión y actitud. Y hay que darle crédito a Gabi, en solo tres jornadas ha conseguido formar un bloque compacto. Ha querido empezar por atrás, fortalecer la defensa, y se nota que la ha trabajado desde el primer día. Aketxe sacó un zambombazo al borde del área, por la derecha, desviado ligeramente arriba de la portería. Poussin sacó las manoplas para salvar milagrosamente el cabezazo de Tachi bajo la línea, al final, en posición antireglamentaria.
Falló el ataque. Faltó conexión entre Adu Ares y Bazdar; no se acompañaron, no se entendieron. Los jabatos no eran ingenuos: sabían que la única pólvora del Zaragoza estaba en el costado izquierdo. Y allí concentraron toda su defensa, cerrando filas, agrupando hombres, ahogando cualquier intento. Más aún cuando entre los propios no hay sintonía. Urgían cambios para agitar el tablero. Pau Sans entró por Adu. Pareció un ajuste táctico, un redibujo del sistema, pero Pau se quedó pegado a la izquierda.
El Mirandés supo descargar bien la presión zaragocista, pero sin generar verdadero peligro. No las vieron venir, pero estaban a la par. Reordenaron filas, buscando ese chispazo que lo cambiara todo. A veinte del final, los visitantes agotaron dos ventanas de cambios. El partido entró en ‘stand-by’, congelado, pendiente de lo que pudieran provocar los nuevos movimientos. Entonces, los jabatos tomaron la iniciativa. Se lanzaron arriba y, con ventaja numérica, Lachuer abrió raso para Iker Benito, que remató con la zurda al palo de Poussin. El francés blocó con seguridad.
Entraron Liso, Marí y Tasende. El técnico madrileño buscó de nuevo el ataque. Y no tardó en llegar la reacción. En la siguiente jugada, Liso se fue de su marca y se apoyó en Tasende para posicionarse y sacar un centro, desviado a córner por la defensa. Tasende recogió la pelota. El canterano del Villarreal la colocó, alzó la vista y la puso al área. Al punto justo. A la cabeza del hombre con más juego aéreo del equipo. Jair. El central ganó el salto, se adelantó a su marca y, con fuerza, atravesó la muralla del Mirandés para romper el marcador (78′). Se adelantó el Real Zaragoza a diez del final. Y, por el momento, fuera del descenso. Gabi acertó con los cambios.
Con la bufanda en alto, La Romareda se encendió. Hubo tensión, empujones, tangana… pero solo una amarilla, para el Mirandés. Gabi decidió entonces replegar. Apostó por defender. Agotó los cambios: Soberón al banquillo, entró Sebastian Kosa, que volvía a pisar césped tras varios meses. Ahora sí, defensa de cinco, incluso de seis en algunos momentos, con Arriaga echando una mano atrás. Como siempre, espectacular.
Añadieron cinco de descuento. Cuatro, tres, dos, uno… se acabó.
El Real Zaragoza ganó la primera final de muchas que le quedan. Un resultado fantástico que vale más que tres puntos: vale oxígeno, autoestima y esperanza. La Romareda volvió a rugir. El equipo, por fin, respondió. Aún queda camino, pero hoy, el zaragocismo se fue a casa creyendo. Y eso, también es una victoria.
Ficha técnica
Real Zaragoza: Gaetan Poussin; Francho Serrano (C), Bernardo Vital, Jair, Clemente (Tasende, 76′), Adu Ares (Pau Sans, 61′); Raúl Guti, Kervin Arriaga, Aketxe (Adrián Liso, 76′); Soberón (Sebastian Kosa, 86′), Samed Bazdar (Alberto Marí, 76′) .
CD Mirandés: Raúl Fernández; Gutiérrez, Alberto Rodríguez (C) (Pablo Tomeo, 70′), Eguíluz; Hugo Rincón, Lachuer (Julio Alonso, 88′), Gorrotxategi, Iker Benito; Alberto Reina, Panichelli, Roca (Izeta, 65′).
Goles: Jair Amador (78′)
Árbitro: Dámaso Arcediano Monescillo; Juan Gutiérrez (Amarilla, 28´), Hugo Rincón (Amarilla, 36′), Aketxe (Amarilla, 46′), Raúl Guti (Amarilla, 51′), Mathis Lachuer (Amarilla, 85′)