Alejandro Francés ha visto como su rol en este Zaragoza cambiaba sin previo aviso. El canterano era la llave maestra del proyecto, la primera piedra de su sistema defensivo. Su renovación durante el verano se alargó más que ninguna otra y la extensión de su vínculo significaba el triunfo del modelo de cantera.
Francés fue uno de los jugadores más importantes de la temporada pasada. Ganador de los duelos directos, era capaz de sostenerle la mirada a los mejores delanteros de la categoría. Veloz y valiente, su talento defensivo se basaba en la anticipación y en un fútbol sin dudas ni complejos. La historia de este curso ha sido distinta.
El canterano ha tenido fallos puntuales en partidos señalados. En un sistema de juego distinto, no ha mostrado la misma sintonía con Jair Amador ni ha logrado entenderse con regularidad en los minutos que ha jugado Lluís López. Una lesión y una sanción explican también que el canterano sea estadísticamente el tercer central del equipo, con 1423 minutos de juego. Las cifras le sitúan muy lejos de Jair Amador (2320) y a cinco partidos de distancia de Lluís López (1774).
Un castigo para Alejandro Francés
Fran Escribá castigó sus errores ante el Alavés con la suplencia y Francés no ha participado desde entonces. No importó que el Zaragoza encajara 3 goles sin él en el partido siguiente. El técnico decidió darle vuelo a la pareja que forman Lluís López y Jair Amador. Las dos porterías a cero consecutivas le dan motivos al técnico para mantener esa zaga, en la que Francés ocupa un segundo plano inesperado.
Basta revisar los números del curso para darse cuenta de que ese, el de los encuentros sin encajar, es un argumento débil. Francés ha participado en 7 de las 11 porterías a cero del Real Zaragoza, solo superado por Jair (9 de 11). Lluís López, más sólido en su segundo curso en La Romareda que en el primero, solo formó en 4 de esos 11 partidos.
Un año irregular
Francés no vive su mejor temporada. Le afecta un síndrome habitual en el fútbol, especialmente visible entre los canteranos. Resulta más difícil mantenerse que llegar, confirmarse que aparecer. En ese punto, en el que la confianza del técnico puede cambiar la inercia, Francés se ha encontrado con el castigo de su entrenador. No parece justo tampoco que un rendimiento menor explique su destierro, básicamente porque los tres centrales que integran esta zaga han rendido mal en el curso y han aparecido señalados en algún momento.
El juego del canterano siempre tuvo un punto de seguridad. casi de arrogancia. La señal del que es bueno y lo sabe. Esa dosis de autoestima le hacía ganar duelos que otros ven perdidos. Ahora, ante sus errores de juventud, esa noción puede haber jugado en su contra. Francés vive una tensión distinta, inquieto ante sus primeras dudas, pendiente del perdón de su técnico.
Mientras trabaja en silencio, el canterano piensa que su suerte no está solo en sus manos. También depende de Escribá que Francés vuelva a parecerse a sí mismo.