El Real Zaragoza tiene que volver a jugar contra el reloj. Y en su proyecto las certezas se construyen desde atrás. Carcedo es un técnico muy distinto a JIM, actual, especializado y con métodos más innovadores. Pero en su pizarra comparte algunas preferencias. Ninguna tan apreciada como la solidez defensiva. En su primera ruta por los medios de comunicación, se centró en un lugar del campo diferente. A la espera de que los goleadores lleguen, Juan Carlos Carcedo mira al centro del campo con recelo y encuentra demasiadas piezas para el mismo rompecabezas.
En la estructura del grupo, Miguel Torrecilla consideró en el pasado a Radosav Petrovic como a su pared maestra. Le otorgó uno de los salarios más altos de su plantilla y le dio plenos poderes en la revolución de invierno. Durante algún tiempo, el Zaragoza de JIM fue también el Zaragoza de Petrovic. Con sus limitaciones físicas y un fútbol más tranquilo que exuberante, el mediocampista serbio fue una referencia para todos. Pero el curso de la temporada proporcionó un final distinto. Acabó sin un lugar fijo en el once, deslucido ante el fútbol de Jaume Grau. Ratificado por Carcedo en algunas de sus entrevistas, nadie sabe en realidad cuál será el lugar de Petrovic en el curso.
El sitio de Petrovic
El curso de los acontecimientos ha demostrado que Carcedo fue diplomático en sus primeras respuestas. Si dijo que quería ver a Marc Aguado y que confiaba en la recuperación de Sabin Merino, el club no hizo demasiado esfuerzo por retener al primero y sonrió ante la salida del segundo. No sé sabe si a Petrovic le espera un destino diferente, en una media en la que Jaume Grau y Francho Serrano irán siempre un paso por delante del resto. Eugeni o Vada completarán el crucigrama, mientras Sergio Bermejo espera mantener la inspiración del último tramo del curso. En ese contexto ni siquiera Carcedo sabe si Petrovic tiene encaje. Se sospecha que, en secreto, el club le busca una salida. Entre otras cosas porque Manu Molina, al que el nuevo técnico del Zaragoza sitúa como uno de los suyos, permanece aún en la recámara.
Morfológicamente raro, el fútbol de Petrovic se juega al paso y se entiende desde la precisión y la experiencia. En forma, es capaz de leer los partidos, de utilizar su cabeza para llegar donde ya no llegan sus piernas. Pero hay quien sospecha que el Zaragoza no puede esperar a un jugador con una ficha excesiva y que necesita dos pretemporadas. Para la media del Real Zaragoza surge una pregunta: ¿Qué será de Radosav Petrovic? Y es bastante probable que ni siquiera Juan Carlos Carcedo tenga la respuesta.