ZARAGOZA | El partido ante el Almería descubrió nuevas lagunas en el sistema del Real Zaragoza. O las mismas, que antes no querían haber sido vistas. Víctor Fernández perdió la batalla táctica y provocó un intercambio de golpes en el que el Almería tenía más armas para vencer. Luis Suárez voló, sacó de punto a los defensas y marcó dos veces en dos acciones que definen la involución del Zaragoza. Contempló en el primer gol, reculó en exceso y convivieron dos errores distintos de dos futbolistas. Aketxe fue lo justo y Bare fue demasiado. Marcó Luis Suárez desde los once metros. El duelo demostró una virtud en la primera tentativa: el Real Zaragoza volvió a mostrar capacidad de reacción, energía para encontrar pronto una respuesta. Llegó a través de Iván Azón, en el cuarto gol de córner de la temporada. La baja de Tasende le restó soluciones en el juego posicional al Real Zaragoza, que navegó en el empate hasta que llegó la jugada que lo cambió todo.
El segundo tanto del Almería merece una radiografía propia. La acción muestra el acierto de Luis Suárez, su poder a campo abierto, y la impresión de que La Romareda sigue siendo su jardín favorito. Pero descubre un tratado amplio de errores del Zaragoza, que van desde las lagunas tácticas hasta el fallo en la toma de decisiones, pasando por la derrota en los duelos.
La acción duró poco menos de 14 segundos y todo partió de un saque de puerta. Antes, Enrique Clemente había buscado un centro al que Azón no llegó por un palmo. El Almería no titubeó y recorrió el largo de La Romareda sin tiempo de espera, con el Real Zaragoza más desprotegido que nunca, mal en el timming de la presión, descompensado en todas sus líneas.
Fase 1: Inicio de jugada
Las tres primeras fotografías corresponden al inicio de la jugada. El Almería elige un saque rápido con Edgar González, su central zurdo, y el Zaragoza, desordenado, cree que la mejor opción es saltar a la presión sin mirar atrás. Lo hace de un modo caótico, sin reparar en que el equipo está larguísimo, con una peligrosa distancia entre todas sus líneas.
Desde el último hombre al primero hay cerca de 60 metros de distancia. El primer pase, con Bruno Langa en el perfil izquierdo, es un anzuelo. El Zaragoza pica. Bazdar y Francho orientan la presión a ese perfil, pero falta acompañamiento. Azón, involucrado en la jugada anterior, cubre el cambio de orientación hacia el otro central y desprotege la base. Liso llega tarde a ese lugar y Langa agiliza la jugada en el carril central.
El Zaragoza ni corrige ni interrumpe, el Almería arriesga y gana. Dos pases eliminan a 4 futbolistas, sin el acompañamiento de la línea anterior, sin reparar en que probablemente la mejor opción hubiera sido un repliegue.
Fase 2: Desarrollo
En las siguientes tres secuencias, el Almería proyecta con velocidad su gol. Ejecuta con precisión, pero el Real Zaragoza prolonga sus errores. Liso tiene la opción de bloquear el ataque con una falta, una vez que ha perdido el duelo con Baba. El avance del mediocentro es ágil: consigue preservar el balón y saltar a la siguiente línea sin oposición de los mediocampistas. Allí está Nico Mellamed, con tiempo y espacio para ejecutar un último pase decisivo.
Keidi Bare se desorienta y se ubica en el perfil diestro, sin ser defensor de nada ni de nadie. Toni Moya, a un mundo del inicio de la presión, está solo en la zona central. Llega tan tarde al duelo que apenas tiene opciones de hacer falta o de disputarlo.
En la línea defensiva del Real Zaragoza se desarrolla, de un modo paralelo, una lucha clave. Lluís López le da el carril central a Suárez, muchísimo más veloz que él. Antes del pase la mejor opción era un bloqueo, llevarle a la banda a través del contacto o una carga simple para que el inicio de su carrera no fuera tan limpia. En plena aceleración, López nunca tuvo nada que hacer. Especialmente, ante un pase tan bien medido como el que ejecutó Mellamed.
Fase 3: Finalización
Los últimos tres fotogramas corresponden a una sentencia definitiva. La escribe Luis Suárez, letal a campo abierto. El colombiano descubre su mejor virtud porque el Real Zaragoza hace visibles sus mayores defectos. Lluís López queda en el foco, pero Vital tampoco le ayuda. Los centrales están muy separados: le dan la opción perfecta a Suárez de elegir la calle del medio.
Vital, demasiado abierto, tira un fuera de juego poco inteligente. Suárez sabe que no necesita apurar la línea para ganarle el sprint a López. Una vez que le ha vencido con mucha ventaja en la carrera, Lluís, muy lento en toda la acción, solo tiene la opción de hacerle una falta que hubiera significado la expulsión. El capitán confía en Poussin, vencido también en la batalla particular con Suárez.
14 segundos y cuatro pases después del inicio de la jugada, el Almería encontró el gol que le hizo ganar en La Romareda. La acción describe un catálogo de errores por parte del Zaragoza: una presión caótica y deslavazada, una distancia insalvable entre las líneas, la ausencia de faltas estratégicas o la lentitud de la línea defensiva a campo abierto. Con incontables errores en las secuencias, quedó la impresión de que el Almería lo hizo todo bien y el Zaragoza todo mal en la jugada definitiva.