Raquel Zaldívar (41 años) ponía el punto y final a una magnífica trayectoria en el mundo del balonmano el pasado 24 de febrero, en el partido del Schär Zaragoza frente al Loyola de División de Honor Plata. Previamente, ha militado en el BM La Jota, BM Gijón (en División de Honor) y BM Cuarte. También es profesora de Primaria en el Colegio Gloria Arenillas. Hemos hablado con ella.
¿Qué es para ti el balonmano?
Para mi el balonmano ha sido todo, desde que empecé de pequeña en el colegio y hasta hoy. Sólo paré para dar a luz en dos ocasiones. El balonmano me lo ha dado todo, incluida mi familia.
El balonmano conlleva mucho desgaste, golpes, choques continuos con las rivales… ¿de dónde has sacado la energía para continuar tanto tiempo?
La fuerza es principalmente mental. El balonmano engancha. Antes iba al gimnasio, probaba pilates, corría… pero me parecía muy aburrido. Cuando pruebas el balonmano, ya no te gusta otra cosa. Cuando algo te da tanto, ya no lo quieres dejar nunca.
Cuando pruebas el balonmano, ya no te gusta nada más
Al final, ¿qué es lo que inclina la balanza para dejarlo?
Venía arrastrando ya molestias de una lesión en la espalda. Quería jugar como fuera en Plata y venía aguantado hasta que el cuerpo me dijo ‘basta’. Eran dos lesiones, una en el cuello y otra en el lumbar y ya me empezaba a dificultar incluso la vida diaria, por lo que lo tuve que dejar.
¿Qué recuerdas de ese último día el 24 de febrero?
Fue muy emotivo, la verdad que no esperaba nada de eso. Puede que un aplauso o un abrazo, pero para mi fue realmente bonito. Allí había muchas personas de diferentes sectores de mi vida. Es algo que recordaré siempre y les estoy muy agradecida.
Y el Schär Zaragoza es una mezcla de varios equipos…
El BM Colores consiguió una plaza y queríamos que las jugadoras en Zaragoza con posibilidades de jugar en Plata aunaran las fuerzas para sacar un equipo competitivo. Los clubes aceptaron en colaborar (Colores, La Jota, Almogávar y Maristas) y así se hizo. Pero no es un proyecto de un año, sino que pensamos que a largo plazo incluso se puede conseguir llegar a la máxima categoría.
¿Qué te transmite ahora el hecho de saber que el equipo ya ha salvado la categoría?
Una gran felicidad y un respiro. Aunque no estábamos abajo en la tabla, al final hasta que no nos salvamos matemáticamente no terminamos de respirar. A la temporada que viene queremos más.
Por desgracia, el balonmano en Zaragoza quedó muy debilitado con la desaparición del BM Aragón en 2016, 10 años después de disputar la final de la Copa EHF contra el Magdeburgo…
Es una pena para el balonmano y el deporte en general esta situación. Fue una pérdida muy importante en el sentido negativo. Cuanto más popular sea el deporte, mejor para todos los que lo practicamos.
Lo bueno, es que también hay otro equipo zaragozano en División de Honor Plata, el Dominicos Unizar… (hace unas semanas, hablábamos con su jugadora Mari Luz Bernal)
Es algo que nos alegra, claro. Cuantos más equipos haya en diferentes categorías, mejor. Por supuesto, lo que queremos es que lo antes posible Zaragoza vuelva a tener un equipo en la máxima categoría, tanto si es en competición masculina o femenina.
Queremos que lo antes posible, Zaragoza tenga equipo en la máxima categoría
El balonmano femenino en España tuvo un gran boom con la medalla de bronce en los JJOO de Londres 2012. Hasta ese momento, tan sólo la selección masculina se había colgado medallas en Mundiales, Europeos o JJOO. ¿Cómo lo viviste?
Recuerdo mucho orgullo. Me acuerdo de verlo por la tele contra Corea del Sur y luego en la escena en el podio tenía la piel de gallina. A partir de ahí empezamos a tener más repercusión con el lema de ‘las guerreras’. Además ahora lo televisan cada viernes.
Lo que sí parece muy complicado es atraer patrocinadores…
Muchos jugadores malviven del balonmano, en el femenino todavía más. Al final, solo puede vivir de esto la gente que sobresale muchísimo.
¿Cómo has sobrellevado al mismo tiempo tu actividad en el colegio Gloria Arenillas con el balonmano?
Lo he podido compaginar bien. Por las mañanas en el colegio y por la tarde los tres entrenamientos a la semana. Cuando te gusta algo, se puede llevar a cabo. Cuesta esfuerzo pero se hace alegremente.
¿Qué adversarios han sido más difíciles para ti? ¿Las que juegan en la pista o los chicos del colegio?
(Risas) Son diferentes rivales. Me aportan mucho los niños del Gloria Arenillas, más amor, más felicidad, más trabajo… aunque he llorado mucho más de emoción con el balonmano y he sufrido más con el balonmano.