Satisfecho por el partido y en nada sorprendido. Míchel lo tuvo claro en la sala de prensa de El Alcoraz tras el encuentro contra el Dépor y el 3-1 final. El técnico del Huesca subrayó que “por la entidad del rival y la intensidad del equipo ha sido un gran partido”. Y a continuación ató cualquier conato de euforia: “Queda mucho”. La primera alabanza del preparador fue para el equipo como bloque. A partir de allí aparecen las individualidades, pero es el grupo –guiño para la calidad de los no convocados- lo que hace fuerte a este Huesca.
Si en la rueda de prensa previa al encuentro, Míchel subrayó que era importante jugar bien para conectar a la grada, sin duda lo consiguió. Hacía mucho que la afición no se iba tan satisfecha de El Alcoraz. Y el entrenador mantuvo su discurso, lógico, de que “hay que tener la cabeza en su sitio, esto acaba de empezar y el Dépor es uno de los rivales que aspiran a todo”.
El entrenador, puestos a buscar un punto de crítica, reconoció que los 10 minutos después del tanto del Dépor, su equipo adoleció de la intensidad necesaria. Fue el único lunar de un partido donde el equipo de Míchel mantuvo una constante presión fruto de la cual llegaron los tres goles contra el Dépor.