ZARAGOZA | El Real Zaragoza empató ante Las Palmas en un partido extraño, que fue muchos en uno solo. El equipo de Escribá ha roto techos de cristal en la competición y tuvo la victoria en su poder. Bebé, al galope, había adelantado al Zaragoza en la segunda mitad y Jonathan Viera puso el empate en el tramo final, tras una mano desafortunada de Carlos Nieto. El equipo de Escribá mostró su naturaleza competitiva y sus progresos en el curso, pero dio la impresión de perder un triunfo que tenía a su alcance. El árbitro reservó para el último tramo un final delirante, de infarto, castigando un aplauso de Cristian Álvarez con la expulsión. Las UD Las Palmas no aprovechó su ventaja y el equipo de Escribá, entre tanta locura, acabó dando por buenas las tablas.
La UD Las Palmas desplegó su fútbol en la primera mitad, en una Romareda sobrecogida por la marcha de Giuliano Simeone, dolido en su rodilla. El impacto del argentino en el equipo es tan importante que hubo una primera mitad distinta desde su lesión, una que llegó antes y otra que se jugó después del argentino. Cuando Simeone encendió las alarmas de todo el mundo, el Zaragoza había encontrado tiempo y espacio para correr. Si Sandro había amenazado en su primera tentativa, Bebé también había probado su disparo en el camino.
En los minutos previos al descanso, el Zaragoza se esforzó en limitar el talento de los canarios. Los de García Pimienta extendieron su juego, su fútbol de calle y de playa, y probaron suerte a través de Sandro, Moleiro o Jonathan Viera. Los canarios poseen un puñado de jugadores que han nacido para esto. Moleiro, Pejiño o Jonathan Viera lo encarnan como pocos, con su centro de gravedad bajo y la melodía que solo lleva el talento. Entre ellos, aparece Enrique Clemente como un secundario ideal. El zaragozano apareció por el carril izquierdo y no desentonó entre un pelotón de artistas.
Aunque el dominio territorial era de Las Palmas, el Zaragoza supo guardar bajo llave el partido. Se enfrió tras la lesión de Simeone, pero se aplicó en el esfuerzo defensivo, en acortar las distancias entre las líneas. Puche quiso igualar el coraje del argentino, pero está a un mundo de su amenaza y de su fútbol. Caído el héroe, el Zaragoza de Escribá se aferró a las soluciones de Bebé, a esa batalla que el portugués siempre escribe por su cuenta. Y se agarró también a las paradas de Cristian Álvarez, que voló a mano cambiada justo antes del descanso, para que su parada fuera también una postal del primer tiempo. Los dos dejarían más huellas importantes en el partido. La de Bebé llegó con su gol, la de Cristian con su expulsión.
El Zaragoza corre, Bebé marca
El guión de la segunda mitad no parecía muy distinto al de la primera, hasta que Bebé puso el partido boca abajo. El Zaragoza recuperó a través de Fran Gámez y el lateral trazó una jugada larga junto a Sergio Bermejo, que limpió la acción con un bonito sombrero. Gámez lideró la transición y un resbalón de Lemos hizo bueno su pase hacia el otro costado, donde ya estaba Bebé. El portugués necesitó dos toques para vencer desde el vértigo. Con la derecha lo dejó todo hecho para el disparo y, con la izquierda, batió a Vallés. Así extendió Bebé su baile en La Romareda y así empezó el Zaragoza a vencer.
El gol trasladó el partido al punto exacto que al Zaragoza le favorecía. Supo defenderse y pudo correr, en busca de un remate definitivo. Casi todos partieron de Bebé, que se desencadenó en la izquierda. Desde allí desplegó su zancada, con Lemos, su marcador, vencido en el ánimo y en el fútbol. No acertó como acompañante Azón, que se quedó siempre a un dedo del disparo. Mientras, Francho Serrano lideraba los avances por el perfil diestro, hasta formar con Bermejo y Gámez un triángulo tan móvil como productivo.
El Zaragoza había guardado bien su ventaja, pero cuando estaba cerca de festejar, se encontró con una acción rara, que acabó con una zamorana de Carlos Nieto. La incertidumbre fue después penalti y Viera puso el empate ante Cristian Álvarez. El argentino tendría un último lugar en el partido, con una expulsión delirante, prácticamente inédita, que recordó a la que sufrió Álvaro Ratón en Oviedo hace unas temporadas. Con Gabi Fuentes en su lugar, como portero improvisado, el Zaragoza dio por bueno un empate lleno de laberintos y de historias paralelas. El partido sirve eso sí para confirmar la reacción del grupo, al que ya ningún enemigo le queda demasiado grande. A un dedo del triunfo y a dos pasos de la derrota, el Zaragoza empató ante Las Palmas en el más extraño de todos los finales. Después de las tablas, llegó la locura.
Ficha Técnica
Real Zaragoza: Cristian Álvarez [Fuentes]; Gámez, Lluís López, Jair, Nieto; Grau (Zapater, 85), Francho; Bermejo (Vada, 85), Bebé (Fuentes, 85); Simeone (Puche, 16) y Azón (Gueye, 72).
UD Las Palmas: Valles; Lemos, Coco, Enrique Clemente (Kirian, 72), Suárez (Sidnei, 64) (Marc Cardona, 83); Mfulu (Marvin, 64); Pejiño (Loren, 72), Loiodice, Jonathan Viera, Moleiro; y Sandro.
Árbitro: Milla Alvendiz (Comité Andaluz). Expulsó a Cristian Álvarez por doble amarilla en el 95. Amonestó a Suárez (40), Grau (75), Fuentes (86) y Gámez (89).
Goles: 1-0, min. 57: Bebé. 1-1, min. 83: Jonathan Viera.